El tres en uno de Ayuso
Lunes, 19 de abril 2021, 05:00
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Lunes, 19 de abril 2021, 05:00
Isabel Díaz Ayuso debe estar frotándose los ojos para cerciorarse de que no está soñando. Ni en sus pronósticos más optimistas podía imaginar que la ... carrera hacia su reelección iba a ser tan plácida. Los astros se han alineado para que casi todo juegue su favor. Esta señora no ha sido desde el minuto uno santo de mi devoción. Entre otras cosas porque algunas de sus medidas para luchar contra la pandemia han sido temerarias (valientes, según sus acólitos). Su apuesta por mantener abierta la hostelería fue muy arriesgada, pero no le ha salido del todo mal. Eso sí, no hay que olvidar que, a día de hoy, Madrid tiene una de las incidencias más elevadas de todo el país y es una de las regiones que menos test realiza. Dicho esto, hay que reconocerle su mérito como estratega. Convocó las elecciones en una jugada maestra antes de que Aguado le clavara el puñal. Le vino a ver Dios cuando Pablo Iglesias anunció su candidatura. Y volvió a aparecer en el momento en que Pedro Sánchez empezó a hacer campaña contra ella dejando a Gabilondo fuera de juego. Y, por si fuera poco, va a ser capaz de aglutinar el voto del centroderecha porque Cs está muerto y Vox, con la ‘aristogata’ de Monasterio, no es capaz de diferenciarse.
La campaña madrileña se ha convertido en un cuerpo a cuerpo Ayuso-Sánchez. Esto no solo ha hundido definitivamente al bueno de Gabilondo (un tipo muy sensato que nada tiene que ver con el pérfido de su hermano). También ha desvanecido la ya de por sí mediocre figura de Pablo Casado. El líder del PP no pinta nada en esta guerra. Nadie espera que diga nada y si lo dice, no importa ni lo más mínimo. Si acompaña a Ayuso en un acto va a pasar desapercibido y, si no lo hace, no se le echará de menos. Es la nada más absoluta y un ejemplo de que no es el faro que necesitan los populares para acabar con el infernal Gobierno socialcomunista.
La presidenta madrileña se ha erigido de la noche a la mañana en esa lideresa capaz de levantar pasiones y despertar los odios de sus enemigos. Lograr eso en tan poco tiempo es muy meritorio. Si el próximo 4 de mayo se hace con la mayoría absoluta o se queda cerca de ella, habrá conseguido lo que parece una quimera a nivel nacional: que el voto de la derecha vuelva a centralizarse en el PP. ¿Por qué? Sánchez e Iglesias han picado su anzuelo. Han embestido al primer capotazo que les ha dado una Isabel que ya les está sometiendo con la muleta. Solo queda que no falle con la espada y alcanzará lo que muchos españoles anhelan desde que socialistas y podemitas llegaron a La Moncloa. Una humillante derrota que hará tambalear por primera vez los ladrillos que cuidadosamente coloca Iván Redondo. Jamás pensé que el todopoderoso asesor y el presidente del Gobierno iban a cometer semejante torpeza. Hacer suya una campaña que saben que tienen perdía y, además, dejar a los pies de los caballos a su candidato. La jugarreta de Sánchez a Gabilondo con la subida de impuestos es para que el aspirante socialista hubiera presentado su dimisión. Ahora intenta a la desesperada recuperar la credibilidad perdida con afirmaciones que nadie se cree como que él también hubiera dejado abierta la hostelería.
Peor es lo de Iglesias, desaparecido y que corre el peligro de ser superado el 4-M por el partido de Errejón. Me da la impresión de que se siente cómodo en ese papel y su objetivo en los próximos años es manejar a sus marionetas desde la sombra para más adelante reaparecer cuan Mesías. Eso sí, por el camino se habrá puesto guarro a ganar dinero.
En la política actual las cosas pueden dar un vuelco de un día para otro, pero en esta ocasión todo parece indicar que Ayuso va a dejar en evidencia de una tacada a Sánchez, Iglesias y Casado.
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