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El Parlamento Europeo aprobó el pasado 15 de diciembre una propuesta de la comisión para que 2021 sea el Año Europeo del Ferrocarril. La decisión ... fue adoptada por el Consejo el 16 de diciembre y cuenta por lo tanto con todas las venias y aquiescencias de la corte bruselense. Esto quiere decir que todos los proyectos de promoción del ferrocarril, como medio de transporte verde y seguro, pasarán con más facilidad los filtros de las subvenciones y ayudas europeas. Para una provincia como la nuestra, que no termina de subirse al tren de alta velocidad, se trata de una oportunidad que no nos podemos permitir dejar pasar. Y estamos ya en marzo.
Los corredores de alta velocidad suponen un impagable factor de fijación de población pero, durante la pandemia, mientras miles de empleados en Madrid teletrabajaban cuanto podían desde casa, en Salamanca, en lugar de aumentar las comunicaciones con la capital hemos visto cómo se suprimían líneas y servicios. Cuando recuperemos la normalidad, sea esta la que sea, habrán cambiado muchas cosas. Entre ellas la relación física con el centro de trabajo de muchos trabajadores. Y sin la baza de la comunicación por ferrocarril, una comunicación fluida y del siglo XXI, se enfogonarán los esfuerzos de crecimiento. No son válidas las excusas que pone Renfe, que argumenta que no hay más Alvias debido a la escasa ocupación de los trenes en marcha. Se trata de un servicio público que no puede ser modificado solamente de acuerdo a su uso. Igual que no es aceptable cerrar Correos aunque se envíen pocas cartas.
El último informe del Future for Work Institute, un observatorio que sondea a más de 200 empresas españolas, concluye que el 61% seguirá permitiendo el teletrabajo después de la pandemia, frente al 36% que se abría a esta posibilidad en los tiempos pre-Covid. Estos porcentajes permiten prever que áreas geográficas en un radio de 200 kilómetros alrededor de núcleos de producción, como podemos considerar Salamanca en relación a Madrid, se verán beneficiadas en población dependiente, siempre y cuando cuenten con infraestructuras de comunicación solventes, que permitan al teletrabajador acercarse una vez a la semana, por ejemplo, a la oficina. Y para eso nos hace falta el tren, la subvención de bonos de transporte regular y una frecuencia lo suficientemente densa como para poder ir y venir a casi cualquier hora. Y el momento de obtener financiación para esta necesidad es este año. Y estamos ya en marzo.
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