Borrar

En la olimpiada de las incongruencias —llevar la contraria a las ideas con el comportamiento—, la izquierda española puede colgarse muchas medallas. En lo mas ... alto del pódium, Pablo Iglesias, que prometió seguir viviendo en su barrio saludando al panadero, pero alcanzada la Vicepresidencia, se refugió en un mansión de lujo en zona de alto standing. Aquel cinismo gallego de Franco, aconsejando “haga usted lo que yo, no se meta en política”, ha sido superado por la hipocresía de Pedro Sánchez en USA, presumiendo de cumplidor de su palabra. ¡La matria que lo parió! Aparenta más que el “pequeño Nicolás” y es experto en incumplimientos de palabra dada, medalla de oro entre los farsantes. No sé qué detesto más, yo pecador, si al progre de caviar, robando al Estado, mientras alardea de honradez apurando un cóctel, o al meapilas que, tras comulgar, se siente autorizado por el Altísimo para pegar sabrosos pelotazos. He conocido ejemplares de ambas especies, campeones de esa discordia entre su ideología y su conducta: el socialero, cruzado del feminismo, que acosaba sexualmente cualquier falda y las mujeres de algunos amigos; y el conservador chupacirios, que cobraba ilícitas comisiones a todo cristo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Sigues a Alberto Estella. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca El tinglado de la farsa