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PABLO Iglesias Turrión, que, incomprensiblemente, aparte de caudillo de grupúsculo izquierdista ha sido vicepresidente del Gobierno, acaba de decir que “quizás” se equivocó al designar ... a la sucesora en la vicepresidencia del Gobierno y al frente de Unidas Podemos en la persona de Yolanda Díaz. La designó, si ustedes lo recuerdan, en marzo de 2021, cuando Iglesias dejó Moncloa para ser candidato en la Comunidad de Madrid y “salvar” a su partido. También recordarán ustedes que acabó mordiendo el polvo con el triunfo de Isabel Díaz Ayuso, que dejó a la izquierda madrileña hecha unos zorros y al PSOE destrozado. Pues bien, la semana pasada Iglesias Turrión renegó de su decisión de aupar a la gallega. “No tengo claro que fuera lo correcto”, susurró en una entrevista radiofónica. Maite Rico lo comentaba con mucha gracia el domingo pasado.
Este sujeto, que yo creo que no ha leído más que bazofia sectaria y anticuada, tampoco pierde ocasión para mostrar su fatuidad, alardes que sus correligionarias femeninas acogen con el más clamoroso de los silencios. Dice Maite Rico:
“No he visto feministas más sumisas que las mujeres de Unidas Podemos. Qué unción ante los dicterios del Macho. Es desolador que las políticas (y la pasta) de Igualdad hayan quedado en sus manos. En concreto, en las de su señora Irene Montero. La que empodera a las empleadas del partido poniéndolas de niñeras.”
Aparte del dineral que reparten entre los grupos que persiguen la igualdad, pero sólo de boquilla, porque lo que de verdad les interesa a todas ellas es denigrar a los varones por el hecho de serlo y embolsarse notables cantidades del dinero que sale de los bolsillos de todos los españoles,
En verdad, estas de Podemos y sus adláteres tienen un concepto tan extraño del feminismo que su proyecto estrella, la Ley Trans, discrimina a las mujeres e incumple “con el principio de la protección de menores”, según el Consejo General del Poder Judicial. Serán cosas de la nueva izquierda. Como poner una falsa denuncia de acoso contra un abogado del partido. Aplaudir a mujeres condenadas por el secuestro de sus hijos. O mirar la filiación de la víctima (o del agresor) antes de entonar el “yo sí te creo”.
Además, dentro del coro de mujeres que rodean a Yolanda Díaz hay algunas que tienen problemas judiciales graves, como Mónica Oltra, cuya imputación ha pedido el juez, Ada Colau, ya imputada por prevaricación, es otra. Y ninguna de las dos está dispuesta a asumir responsabilidad alguna.
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