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En nuestro país (y en el resto de la UE) existen dos fuentes estadísticas para medir el paro: el registro del Ministerio de Trabajo y ... la EPA (Encuesta de Población Activa) del INE, pero ambas fuentes dejan mucho que desear.
Con una tasa de paro que supera hoy el 14 por ciento parece incomprensible que las empresas tengan dificultades para encontrar trabajadores. Sin embargo, los más de tres millones de desempleados no evitan el problema creciente de los puestos de trabajo que se quedan vacantes.
La última encuesta a las empresas que elabora el Banco de España revela que el 27 por ciento de las empresas españolas están teniendo problemas para cubrir sus puestos de trabajo. Esta cifra es más del doble que la de hace un año, lo que revela problemas que se suman a los provenientes del desajuste en el mercado laboral entre oferta y demanda.
Esa encuesta del Banco de España muestra que la situación no es homogénea en todos los sectores, sino que hay algunas actividades en las que hay más escasez de trabajadores. Y no en todos los casos, ni mucho menos, se trata de profesionales cualificados. Donde más han crecido las vacantes es en sectores de bajo nivel de cualificación.
Se ha sabido, por ejemplo, que faltan casi 20.000 conductores de camión, pero no son las únicas demandas no cubiertas: en la agricultura, la hostelería y la construcción hay más de un tercio de las empresas que tienen esos problemas de personal. Son actividades que tradicionalmente emplean mucha mano de obra inmigrante y la pandemia y el cierre de fronteras han complicado los flujos migratorios, lo que explicaría la escasez de trabajadores.
Pero no solo en este tipo de empleos de escasa cualificación, también sucede en aquellos que exigen altas cualificaciones. Es el caso, por ejemplo, del sector de la información y comunicaciones, que incluye a los trabajadores del mundo digital. El 35 por ciento de las empresas de estas actividades declara tener problemas de escasez de personal. Esa cifra multiplica por seis la de hace un año.
Estos desajustes entre la formación y el empleo son uno de los graves problemas que tiene nuestro país y es preciso afrontar esos desajustes como una de las demandas más urgentes que reclama nuestra sociedad. La relación entre empresas y los entes formativos (universidad, FP y otras) es escasa y es preciso que aumente con urgencia, de suerte que las entidades formativas sepan y se preparen para ofrecer lo que las empresas van a demandar.
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