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Pedro Sánchez parece haber conseguido hacerse con el control del Tribunal Constitucional (TC), su objetivo principal en la batalla judicial, uno de cuyos episodios consistió ... en impedir, mediante ley, al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que nombrara jueces para cubrir las vacantes en el Tribunal Supremo (TS). Sánchez no consiguió que el CGPJ se renovara, pero sí consiguió desarbolar al TS.
La batalla por el control del TC también ha mostrado la mala política del PP en ese campo concreto, intentando frenar la llegada a la cumbre de Conde-Pumpido ha promocionado a dos mujeres mucho peores que Conde-Pumpido: María Luisa Segoviano y María Luisa Balaguer.
Nos lo ha recordado Arcadi Espada (El Mundo, 10-I-2023): A Segoviano le faltó tiempo para decir que la autodeterminación ha de estudiarse, dejando claro que estaba dispuesta a “estudiar” un encaje constitucional para el referéndum de autodeterminación en Cataluña. Ese referéndum anticonstitucional que reclaman los separatistas catalanes y que tantos españoles sospechan que Sánchez -de seguir en el Gobierno- estaría dispuesto a consentir.
En palabras de Espada, “si la señora Segoviano quiere ampliar estudios puede empezar por la sentencia del Supremo que contiene una descripción bastante precisa del supuesto derecho; pues ejercerlo, y a fondo, fue lo único que los sediciosos nacionalistas hicieron. La Balaguer votó en contra de la sentencia del Supremo sobre el Proceso. En entrevistas recientes insiste en lo que llevaba años diciendo, y no como remordimiento sino como orgullo manifiesto: es marxista, sí. Y ya se sabe que ser hoy marxista es lo mismo que ser partidario del flogisto o afirmar que la tierra es plana”.
Espada concluye así: “No tengo indicios de que Conde-Pumpido sea la encarnación del mal, como dicen algunos. Al fin y al cabo es gallego. Pero si así fuera se trata del mal menor. Por otro lado, no creo que tenga tanta importancia como la que se le ha dado a las posibles sentencias sobre leyes sanchistas-separatistas que están recurridas al TC pues una nueva mayoría en el Congreso podría derogarlas a la misma velocidad como la que se empleó para aprobarlas. Nadie niega a Conde-Pumpido su valía como jurista. Y además, está en una edad en que no creo que aspire a más cargos una vez alcanzada la presidencia del TC. En esas condiciones, se considerará libre –eso espero- de lazos que le aten a cualquier proyecto político”.
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