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Estará usted conmigo en que esto de las investiduras fallidas, por desgracia, está dejando de ser una novedad. Convendrá también conmigo en que lo que antes era un trámite parlamentario después de las urnas, ahora se ha convertido en una suerte de ajustes de cuentas ... post electorales que condenan a nuestro país a un bucle absurdo. El último ejemplo ha sido el infame espectáculo protagonizado por Sánchez e Iglesias esta semana. Los dos han pretendido convencernos de que el futuro del país dependía de algo tan infantil como el juego de las sillas. En los últimos días nos han sometido a un rastrillo de ministerios y competencias dinamitado cada segundo por filtraciones interesadas y falsas renuncias, para hacer más creíble un acuerdo que ninguno de los dos quería alcanzar en este momento. La farsa ha permitido, además a Sánchez, evitar tener que explicar con luz y taquígrafos la oferta o los argumentos que han conseguido agradar los oídos de los dos caballos de Troya de esta investidura, ERC y Bildu.

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lagacetadesalamanca El juego de las sillas