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La intervención en Ingles de Pablo Iglesias ante la ONU sobre las medidas del Gobierno de España en la crisis del Covid19 está dando mucho ... que hablar. Está claro que su nivel no parece muy bueno. Y no solo por la pésima pronunciación o porque no sepa cómo se dice ERTE en inglés (¡ya te vale, Pablo! ¡Que llevabas el discurso escrito, hombre! ¡Habértelo mirado antes de salir!) sino porque aunque trate de hacer gala de la naturalidad que caracteriza sus discursos, se le ve realmente incómodo. Yo no se lo tengo en cuenta. Ni tampoco le río la gracia a quienes le critican y a los que habría que oírles hablar en la lengua de Shakespeare, para ver si lo hacen mejor o peor que el vicepresidente. Al revés.
He escuchado a muchísimos extranjeros dándole mil patadas a nuestro diccionario y despreocupándose por completo del acento. Así que admiro a los españoles que tienen la valentía de hacerse entender en un idioma ajeno ,aunque no lo dominen. Sin embargo, aún recuerdo todo lo que se dijo de una situación parecida que protagonizó Ana Botella. ¿Guardan en la memoria aquella “relaxing cup of café con leche”, que aún sale a relucir en las conversaciones? Aquella presentación de la entonces alcaldesa de Madrid, dejó ver que su acento era tan espantoso como el de Iglesias. Además, incluyó esa frase en castellano, de acercamiento, con sentido si el discurso hubiera sido pronunciado por un anglosajón, pero absurda en el de un español, que provocó la ristra de chistes habituales.
Pero más allá de todo eso, ella hizo lo que pudo. Como Pablo Iglesias. Y le cayó la del pulpo. Risas, descalificaciones... La izquierda en general y Podemos en particular, se desternillaron entonces. Supongo que influía que fuera una política de derechas. Pero me temo que aún generó más hilaridad que lo protagonizara una mujer. Sea como fuere, lo cierto es que a Botella se la “mató”. Y no es que no esté habiendo burlas ahora por el mal inglés del vicepresidente (insisto, los que estén libres de pecado, que tiren la primera piedra); pero ni comparación con las que recibió ella.
Y eso que Iglesias se jacta de tener un nivel C2 de inglés (uno de los más altos a la hora de dominar un idioma, cercano al bilingüismo), que no se ve, por ninguna parte, en ninguna de sus alocuciones en esta lengua y eso sí podría generar cierta guasa. La distinta consideración, merece reflexión. Pero, con todo, vuelvo al principio. Entre bomberos, no nos pisemos la manguera... No seamos los españoles los que descalificamos el inglés de nuestros compatriotas, mientras nos tragamos, encima, el abominable español de tantos extranjeros a los que resulta imposible entender. Ellos, no lo harían...
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