El honor y la verdad
Jueves, 13 de junio 2019, 05:00
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Jueves, 13 de junio 2019, 05:00
Mentir es muy rentable. Lo saben las empresas y los gobiernos, que a veces vienen a ser lo mismo. La verdad, por el contrario, suele ... ser dolorosa y no mueve tanto billete a corto plazo. La mentira, hasta que se desmiente, corre como la pólvora quemando todo a su paso. Y le damos aire porque nos importa menos la verdad que demostrar lo que yo pienso, aunque esté equivocado, aunque para ello tenga que compartir un bulo, una noticia falsa o un vídeo comprometido de mi vecina por wasá. Y pasa, claro que pasa.
Estos días un político de este partido nuevo a la derecha de la derecha, un señor que se dice católico aunque no se comporte como tal, ha mentido descarada e intencionadamente en las redes. Decía esta inmoral e indecente criatura que la Iglesia Católica daba la razón a los autobuses de la secta Hazte Oír y su demencial cruzada por la diferencia de género. Y citaba un documento oficial del Vaticano.
Sus 23.000 fanáticos seguidores en la red social del pájaro azul dieron por supuesto que lo que querían oír era verdad. Y allá que se lanzaron en tropel a difundir la trola como troles.
Atento a la jugada, uno de los mayores expertos en sectas de nuestro país, el periodista y teólogo zamorano Luis Santamaría del Río le retó a que dijera exactamente en qué parte del documento romano se afirmaba tamaña patraña. Y claro, se quedó sin respuesta. Es más, a Luis apenas le leímos sus 3.000 seguidores. La verdad no es rentable y, para colmo, genera bastantes problemas al que se empeña en buscarla y darla a conocer. Me consta que Luis los ha tenido por documentar sus denuncias contra la secta El Yunque que está detrás de los autobuses. Y de Vox.
Traigo a la columna esta pequeña anécdota porque durante los dos últimos meses, con motivo del festival electoral patrio, he participado en un proyecto piloto de la radio televisión pública nacional para verificar y comprobar los bulos que circulan por redes sociales y las bolas que meten políticos y empresas para desinformar. Que uno puede pensar que es una tontería, pero todos sabemos que a río revuelto, ganancia de pescadores. Y revolver el océano digital se ha demostrado que puede poner y quitar gobiernos, favorecer estrategias de grandes multinacionales y hasta empujar a una joven madre a quitarse la vida por no soportar la presión de los que creen que por compartir un vídeo, una foto o una noticia no va a pasar nada. Y pasa, claro que pasa.
Una de las conclusiones del informe tras dos meses de verificación digital advierte de la necesidad urgente de educar a nuestros niños y jóvenes en algo tan simple como cada vez más imprescindible: el honor y la verdad.
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