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Estos días he vuelto a ver “El graduado”, la magistral película que Mike Nichols firmó en 1967 y por la que se llevó el Oscar ... a la mejor dirección. Y revisionándola me di cuenta de lo poco que hemos avanzado a pesar de las apariencias€ Más de cincuenta años después€ seguimos en el pasado, y de un mundo de hombres, mujeres, sentimientos y vericuetos, hemos pasado a otro, plano como los semiconductores que marcan “manu militari” nuestras vidas, sujetas hoy al “qué dirán” y a la estúpida miseria de contar en las redes (redes) horterísimas declaraciones de amor que a nadie deberían interesarle salvo a los afortunados€ Desde luego, “El Fary” estaba más cerca de la Grecia clásica que de la sociedad de “Facebook” de hoy€ Y por esto, por la banalidad en la que hemos convertido la vida en pleno siglo XXI —aquel siglo que tanto llegamos a idealizar hace cincuenta años, con el hombre ya en el espacio—, “El graduado” visto en 2019 se me hace una sensación de estar en el futuro€ La idea misma de un adulterio femenino sigue siendo hoy transgresora por mucha pornografía que consuman los chavales (sin tener ni idea de dónde vienen los impulsos), o por mucho “me too” que griten las jovencitas, enredadas en un feminismo yihadista que las hace más rehenes que libres.

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lagacetadesalamanca El futuro no llegó