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El ibero medio regresó a casa el domingo pasado tras su corta incursión por las playas patrias. Y para sobrellevar el tradicional atasco, alguno desempolvó el viejo cedé de Danza Invisible y escuchó con nostalgia aquella canción que tanto nos hizo mover el esqueleto a ... finales de los ochenta, cuando no nos dolía nada. “El fin del verano siempre es triste...” susurraba Javier Ojeda antes de entrar en frenesí a medida que avanzaba el tema. No le faltaba razón.

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lagacetadesalamanca El fin del verano