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SOPORTANDO las escenas de la huida de Ucrania, salvo muchos patriotas, he constatado como llevamos escapando desde Caín, condenado por su crimen a vagar por ... la tierra. No se cual fue la primera migración, de un ancestro africano hasta llegar a un árbol de Atapuerca, pero desde niños sabemos que un Faraón despiadado provocó la salida (en latín exodus) de Egipto de los esclavos judíos hacia la tierra prometida. Acomodados en nuestra paz burguesa, nos hieren las secuencias de la estampida de ucranios a Polonia y otros países colindantes. Las cifras son aterradoras: ya han huido 874.000, y parece que serán cuatro millones. Abandonan sus hogares, su hacienda, sus muertos, sus amigos, sus recuerdos...en un intento de vivir en paz y en libertad, dos cosas que nosotros y la mayor parte de Europa disfrutamos, pero que en el planeta Tierra cotizan muy caro.

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lagacetadesalamanca El éxodo y el llanto