El éxito del fracaso
Jueves, 30 de julio 2020, 05:00
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Jueves, 30 de julio 2020, 05:00
La única diferencia significativa que hay entre Manolo, el autónomo, y una multinacional son los volúmenes de sus respectivos negocios. El primero trabaja con sus ... propias manos o con la ayuda de un puñado, más o menos grande, de currantes, paga sus impuestos y adquiere riesgos y responsabilidades y obtiene beneficios -cuando se dan-. La multinacional hace lo mismo pero elevado a la potencia.
Para nuestra desgracia a las mentes simples y vacías de entendederas que nos gobiernan -pero rebosantes de anacrónico y venenoso social comunismo- no les interesa la receta de la salud económica de un país. Y así nos va.
El desastre empresarial español se puede resumir en cuatro sencillos puntos:
Primero (y más reciente): el fondo de rescate para empresas. A parte de ser una abominación es un lastre competitivo. La idea de destinar dinero público a rescatar una empresa, (me da igual su modelo de negocio o tamaño) basándonos en el laxo y arbitrario concepto de que es estratégica para el país, es maquiavélico. ¿Por qué el Estado puede rescatar a una empresa con diez mil empleados y no puede rescatar a diez mil empresas con un empleado? Ninguna multinacional extranjera va a arriesgarse a competir en un mercado manipulado en el que, cuando vengan mal dadas, sus competidores nacionales serán ayudados con fondos públicos.
Segundo: seguridad jurídica. Un país incapaz de ofrecer un marco regulatorio estable en el que ejercer su actividad desincentiva a emprender. A todos. ¿Cómo va a querer nadie abrir un gallinero si mañana al gobierno de turno le da la ventolera de ordenar que los gallos tienen que usar profilácticos?
Tercero: impuestos. Continuando con el agreste paradigma: las empresas no son vacas mágicas de cuyas ubres mana un flujo infinito de oro y miel. Si obligas a que la vaca tenga que darte tres cuartos de la leche vas a matar de hambre a los terneros y mañana no te quedará ninguna teta de la que seguir mamando. Las Nissan’s y las Airbus no se van de España para torpedear a Sánchez o a Iglesias, se van porque no les sale a cuenta pagar este desbarajuste. (Igual que a muchos autónomos, tristemente, no les sale a cuenta levantar la persiana).
Cuarto: empleo. En Estados Unidos, entre marzo y abril, se destruyeron 22 (¡veintidós!), millones de empleos pero en mayo, de esos veintidós millones de personas, recuperaron su trabajo casi tres millones y otros cinco millones más en junio. El mercado laboral norteamericano es dinámico y elástico. Entre las preocupaciones de los yanquis no figura el desempleo porque saben que si hoy los despiden mañana encontrarán otro trabajo y, seguramente, mejor pagado.
El único ente que crea empleo y verdadera riqueza para un país son las empresas privadas. Esta sinrazón de gobierno ha decidido hundir el país y hacernos vivir de calandracas. Señoras y señores, vamos a tragar mucho guano.
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