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El divorcio que salvará a España

Lunes, 27 de abril 2020, 05:00

Venían a pasárselo bien y, de paso, a consumar esa venganza que anhelaban desde sabe Dios cuándo. Venían a contentar a todos (a todos los ... suyos, por supuesto) con un ramillete de leyes adaptadas a todas y cada una de las minorías. A todas a excepción de los mayores. (Ah vale, que no son una minoría, son más bien mayoría). Venían cruzando los dedos para que la recesión que se avecinaba no fuera tan peligrosa como la pintaban para así convertirse en el Gobierno más ‘social’ de la historia. Venían a dividir y a enfrentar. A rescatar debates superados, o algunos inventados, con tal de crispar e intentar debilitar al rival. En eso Iván Redondo es un auténtico maestro. Así fue su estrategia de resucitar a Franco para quebrar a la derecha y la jugada fue ¿maestra? Lo malo es que el odio y la bilis un día se pueden convertir en un bumerán. Venían a pasarse por el forro todo lo que dijeron tiempo atrás. Total, da igual. Si los españoles han podido olvidar la célebre frase de Sánchez y sus desvelos nocturnos por culpa de Podemos, serán capaces de hacer la vista gorda con cualquier cosa. Venían a aprovechar el momento y a colocar a diestro y siniestro asumiendo que esto podía ser efímero. Pero al mismo tiempo, venían a perpetuarse en el poder conocedores de la fragilidad de una oposición desnortada (o atontada como la califica el profesor Quintana Paz). Venían a acabar con los bulos apoyados por sus periodistas de cabecera como Ana Pastor que son los únicos capaces de salvaguardar la ética profesional y la sagrada objetividad (permítanme que suelte una carcajada). Venían a poner fin al cambio climático y a subvencionar al ‘lobby’ vegano sin importarles si por delante se llevaban a la gente del campo. Son urbanitas y el pueblo, ni para los veranos.

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