Secciones
Destacamos
La “España Vaciada” estaría menos vacía si no se hubiesen desmantelado trenes como el Ruta de la Plata o el de La Fuente de San ... Esteban-Barca D´Alva, conocido popularmente como el de La Fregeneda, cuyo desmantelamiento sitúa nuestro Ricardo Fernández en su cronología del siglo XX en el 2 de octubre de 1984, siendo Enrique Barón el ministro desmantelador: no le salían unas cuentas que el Gobierno no querían que salieran. Gobernaba el PSOE. Hoy, Salamanca continúa reclamando al PSOE mejores servicios ferroviarios, o sea, estamos con el “chacachá” del tren a unos días de conmemorar los 143 años de la llegada en tren a Salamanca desde Madrid por Medina del Campo de Pedro Antonio de Alarcón, que escribió “Dos días en Salamanca”, inspirado en aquella visita. Un mes antes, Alfonso XII había inaugurado aquella conexión, que hizo más fácil llegar a Salamanca, aunque hubo otra inauguración -menos solemne- el 1 de septiembre, pocos días después de entrar en servicio y abrir las puertas de Salamanca a la modernidad: Portugal estaba más cerca, el Cantábrico, mar de Castilla, también, y no digamos las dehesas andaluzas y América. Todo ello gracias al ferrocarril. El mismo que convirtió Guijuelo en un emporio chacinero sacándolo de su condición de aldea. El tren era una herramienta de desarrollo y modernidad como lo es hoy internet, que se reclama desde la “España Vaciada”, igual que se piden médicos y maestros. El manifiesto leído ayer con esas reivindicaciones me pilló en Castronuño, pegado al codo que el Duero hace allí y visible desde el Mirador de la Muela, el mismo leído en decenas de pueblos. Otra vez se reclama atención para los pueblos antes de que se vacíen del todo y su espacio lo ocupen granjas porcinas, que es la moda: el BOCYL de esta semana daba sus bendiciones a tres en la provincia, que suman casi 20.000 cabezas de ganado, con sus correspondientes paletas, jamones, caretas, orejas, rabos y andares. Que todo se aprovecha del cerdo.
El dato es de un amigo canario, gaviota en Madrid, gran aficionado a la matanza, inquieto porque estamos en las vísperas de San Martín, para el que aún queda. Fiel seguidor de Fernando Simón -más desde el programa de Jesús Calleja, “Calle”- estaba ayer ilusionado con el pronóstico de que en junio del año que viene quizás estemos tocando la normalidad gracias a la vacuna. Recuperaremos la normalidad y los trenes, ha dicho el Gobierno, o sea, “Don Pimpón”, o sea, José Luis Ávalos. Toda esperanza es poca en estos tiempos pandémicos. Veré qué dice a los tuiturolenses nuestra Conchi Lillo, a la que sigo con devoción ávido de su conocimiento, igual que disfruto el optimismo de Victoria Mesonero, la mirada cálida de Nuria Galache...hay en Twitter una vida salmantina muy interesante. Pero sí, la vacuna parece clave y el mensaje es resistir hasta entonces sin llegar al sálvese el que pueda.
El tren, decía. Al de Salamanca con Madrid podríamos ponerle la “M” de mayor o la “L” de lento y hasta la “E” de escaso. El ferrocarril salmantino tiene una historia apasionante, con sus episodios trágicos: el accidente de Los Álamos ya tiene libro gracias a Paco Cañamero, como lo tuvo la construcción del tren de La Fregeneda con Luciano González Egido y el de Madrid, con Alarcón; igual que el viejo Sud Exprés tuvo su película gracias a Chema de la Peña y Gabriel Velázquez. El ferrocarril tiene reliquias monumentales en Salamanca y fotografías fantásticas en la cantina de la Estación. Cuidado con el tren, no lo perdamos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Sigues a Santiago Juanes. Gestiona tus autores en Mis intereses.
Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.
Reporta un error en esta noticia
Necesitas ser suscriptor para poder votar.