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A la distancia de 83 años se han venido publicando bastantes inexactitudes sobre una de las pocas bombas que la aviación republicana logró lanzar sobre ... la capital, fuertemente protegida por baterías antiaéreas, situadas en los Pizarrales.
En primer lugar entono el “mea culpa” por cuanto en artículo de 20 de julio de 2014 sobre la antigua churrería de las tres Ges, digo que: “el 21 de enero de 1938 cayeron 8.500 kg de bombas en la ciudad sin apenas repercusión, pues el churrero de 28 años Juan Alcántara Muñoz que resultó herido, no trabajaba en la conocida churrería y pasaba casualmente por la calle de Concejo cuando le impactó la metralla”.
Los hechos ciertos fueron que a las 11:30 del citado día alertaron las sirenas de una incursión de aviones republicanos que durante un cuarto de hora bombardearon diversos puntos, destacando las calles de Pérez Pujol (hoy Concejo) y Padre Cámara. Cayeron víctimas mortales: Juan Alcántara Alvarez, de 28 años, natural de Cubo del Vino en Zamora, churrero que vivía en Concejo 11, su esposa, Elisea González Fraile, de 27 años, nacida en las Veguillas y su hija de 3 años Carmen Alcántara González, que se encuentran enterrados en el cementerio salmantino zona uno, serie c, número 0444. En la calle Padre Cámara murieron Ignacio Escudero Sahelices, de 77 años y Jovita Sánchez Lurueña, de 15 años, en el número 9, y Carlota Muñoz Matilla, de 45 años, en el número 3. Además murieron Gabriel Martín Hernández, de 17 años, herrero, en paseo de Canalejas, 85 ,y Enrique Martín Salazar, de 38 años, también herrero. Como consecuencia de las heridas fallecieron en los días siguientes: Estanislao Díez Hernández, de 61 años, jornalero, Felisa Diego García, de 58 y Cristeta Alvarez Monforte, de 23 años.
Como se ve, el churrero no pasaba por la calle Concejo, se encontraba en su vivienda rodeado por la familia. El edificio número 11 considerablemente dañado pertenecía a Baltasar Moretón Martín y la esquina a la plazuela de la Libertad estaba ocupada desde 1916 en que lo desocupó el taller del pintor Ramírez de Arellano, por el célebre Bazar Colón, que se trasladó a la calle de la Rúa, también al número 11, haciendo esquina con la calle de los Corrales (hoy Felipe Espino). En el interior del callejón se encontraba, en la zona hacia la plazuela, el obrador de la confitería Mary Paz, recién abierta en la Plaza Mayor, 43, donde hasta hace poco estuvo calzados Abolengo. El arquitecto Francisco Gil se encargó de la nueva edificación de la esquina con proyecto de 28 de febrero de 1940 y por un importe de 330.000 pesetas y del edificio de las parcelas siguientes se encargó Genaro de No, para Julián Sánchez Laso, en proyecto de 18 de junio de 1940 por valor de 175.000 pesetas.
Lucieron en la nueva edificación comercios como la “camisería de Abraham Sánchez”, en el sitio del Bazar Colón, a continuación “calzados Ladys”, la zapatería de calzado infantil “Blanca Nieves”, la perfumería y droguería “La Cibeles”, única superviviente, regida hoy por la octogenaria Paz Encinas García, esposa del fundador, la casa de música Juan de Bernardi, hasta su muerte en 1975 y “calzados Luan” de Antonio Lurueña, que anunció su apertura en Prior, 15, se estableció en la esquina del callejón provisionalmente y luego pasó de forma definitiva en 1953 al otro lado del arco, junto a la librería de Pablos. La firma “Calzados Lurueña” cuyo dueño, hermano de Oscar Lurueña, vivió en la calle del Arco, 12, tuvo sucursales en Canarias, Valencia y Madrid.
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