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Algunas fuentes dicen que San Juan de Sahagún murió envenenado y que siguió obrando milagros más allá de su muerte. En el velatorio, su ... cuerpo fue expuesto detrás de una reja en el convento de San Agustín porque los paisanos se llevaban trozos de su hábito y hubo quien lo intentó con un dedo, según su biógrafo Padre Cámara, lo que ha hecho que me pregunte a veces si sería posible determinar, examinando sus restos, ese presunto crimen, como si podría confirmarse algún día que Unamuno murió asesinado, como sugiere el documental de Manuel Manchón. Esta semana don Miguel protagoniza un acto en el Instituto Cervantes de la mano de la Universidad de Salamanca, de donde salió Teresa Peramato, de la Fiscalía contra la Violencia de Género, que esta semana ha visto todo lo que queda por hacer. Ha sido una semana tremenda, de ira. Esa ira a la que alude la inscripción del arco de la Casa de la Concordia, en la calle de San Pablo, donde el patrono forzó la firma de la paz entre los bandos salmantinos, y la ira que puede percibirse en muchas declaraciones políticas sin necesidad de autopsia. La ira que se expresa en esa violencia vicaria que Rocío Carrasco ha llevado al documental televisivo del año mezclada con el negocio de las exclusivas. La ira que rompe vidas como se rompe cualquiera de las piezas que se exponen en la feria de Los Bandos, incluidos los sostenibles botijos; y plaza que nos evoca aquella proeza pacificadora del Patrono. El obispo, Carlos López, en la misa patronal de ayer aludió a la labor mediadora del Santo, antes de entrar en la materia del amor social y el amor político, apoyándose en el Papa Francisco. Estaba delante su tocayo, Carlos García Carbayo, y casi toda la corporación municipal tomando notas, no así Alfonso Fernández Mañueco, al que algunos esperaban. El amor político es el que evita sufrimientos, dijo, para lo cual son fundamentales los derechos humanos. Como lo es estos días la amabilidad. El reconocimiento en la homilía de que no todos los políticos son iguales, hizo que las autoridades presentes suspirasen. Menos mal. Tengo la impresión de que don Carlos ya redacta cada homilía pensando que es la penúltima que imparte como obispo. En fin, todo ello ante la urna que guarda los restos de San Juan de Sahagún, al que hoy los jóvenes llamarían Juande, que tanto fue de allá para acá y cuya última apertura fue en 1979. Sí, Juande, como Juan Esteban es Juanes, el cantante, que abrió mucho los ojos cuando le aseguré años atrás que uno era de los Juanes auténticos. En fin, se lo tuve que explicar.
La anormalidad de este tiempo ha impedido la tradicional recepción y su correspondiente aperitivo, en el que no faltaba la homilía civil del alcalde dedicada al Patrono de la Ciudad. Pero todo llegará. Quizá también aquella otra homilía patronal en el Día del Empresario. Hoy, fiesta de San Antonio, sí habrá bendición del marrano albercano de San Antón, que entra en su particular desescalada hasta la rifa y... San Antonio es santo de parejas, de búsqueda de novios y matrimonios, y tuvo su capilla donde está el paseo con su nombre. Hay unos cuantos Antonios y Toños cerca que celebran hoy su santo. Otro, Pedro Antonio de Alarcón, escribió un pequeño gran libro, “Dos días en Salamanca”, a finales del siglo XIX que acaba de reeditar la Diputación. Bien.
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