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Teodoro García Egea, Teo para sus amigos, se tiró ayer todo el día de micrófono en micrófono y sin asumir que una buena parte de ... responsabilidad de que el PP no pueda gobernar en solitario, como pensaba cuando Mañueco convocó elecciones, la tiene él y Casado o Casado y él. El PP ha ganado, sí, pero lejos de la mayoría absoluta que creían tener en diciembre y distantes también de superar a la suma del resto de los partidos políticos exceptuando Vox que les permitiría no depender de nadie más que de la abstención de los de Abascal. Nada de lo que creyeron tener han conseguido, por tanto, el resultado no es bueno.
El candidato popular a la presidencia de la Junta ha negado por activa y por pasiva que los comicios los convocara la dirección nacional del partido, pero cuando el río suena... Desde luego de lo que no hay duda es de que el momento era el idóneo para el señor Casado en su batalla particular contra Ayuso que, por supuesto, ha vuelto a perder, aunque Teo lo niegue.
Tal vez fuera Mañueco quien apretara el botón del adelanto electoral, pero deduzco, por las declaraciones que ha ido haciendo estos días el general secretario de Casado, que el botonazo tenía el visto bueno de Génova, que seguramente le animó a hacerlo antes de Navidad y con un argumento que nadie, ni siquiera su electorado, entendió y con unas encuestas que tenían pocos visos de ser reales. Al presidente nacional le convenía colgarse una medalla de cara al congreso de Madrid, que sin duda tendrá una influencia importante en el suyo.
Ayuso vetó a Egea en su campaña y prescindió todo lo que pudo del presidente nacional del partido y Alberto Núñez Feijóo le dijo directamente al secretario general que no apareciera por Galicia, y menos a su lado en los actos públicos. Y ahí están los resultados.
Mañueco no se ha atrevido a pararle los pies a determinados personajes que, en lugar de sumar al proyecto popular, lo que hacen es restar. Aquí y en cualquier territorio. Y si ahora no es capaz de parárselos a tiempo, Génova, ese ente abstracto y cada vez más irreconocible por el electorado de centro derecha que deben ser Teo y Casado, lo llevarán a una nueva convocatoria electoral y de ahí a la dimisión y a su ruina política.
Me sorprende que Alfonso Fernández Mañueco a estas alturas de su larga trayectoria política todavía no sepa diferenciar el polvo de la paja, el colaborador honesto del “aprovechategui”, la sumisión nauseabunda de la ayuda leal. En fin, Mañueco sabrá si es Egea el que va a decidir el futuro de Castilla y León, pero la impresión que nos dio ayer a todos los que escuchamos al número dos de Génova por los micrófonos radiofónicos de España entera es que le va a imponer gobernar en solitario o convocar de nuevo elecciones.
Por supuesto Egea, el gran culpable, que no el único de la división interna en varias provincias españolas, entre ellas Salamanca, no está pensando en el PP. Yo diría que ni siquiera lo hace por el bien de su señorito Casado, sino por su propia supervivencia. Si le importara mínimamente el partido, que escuche a los militantes y a los votantes del PP y que haga las maletas y se vuelva a Murcia.
Mañueco, le venga bien o mal a Casado, está condenado a entenderse con Vox. Ahí tendrá que emplearse para que los de Abascal, como pavos reales tras el subidón, no impongan demasiado su programa para que el Gobierno autonómico no se radicalice. Todo los demás son fuegos de artificio. No pretenderá Egea que Mañueco salve a Casado troceando Castilla y León para darle un trozo a cambio de los 3 procuradores de Soria Ya, otro a los otros 3 que tiene Unión del Pueblo Leonés y al que ha sacado Por Ávila, que se lo ha quitado al PP gracias a la providencial visión política de Pablo Casado, que le gusta dividir más que sumar. Es lo que hay.
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