Días de homenaje

La historia de “El Mesón” es la historia de su familia y clientes, como sucede con todos los locales de hostelería. Este es el mensaje ... que expresó Gonzalo Sendín al recibir este viernes el reconocimiento de la Cámara de Comercio a los 75 años de su casa. Cada generación Sendín ha hecho su aportación al negocio, pero también las esposas e hijos; más allá de la clientela de una casa de comidas o un bar, que también es familiar. Aquí ya venía mi abuelo. Tuve cerca de mí en la entrega de la distinción a Tanacho Carrasco, que podría acreditar lo que digo, pero también a José Ángel García y Mari Carmen Sáez, médicos. Fue una cita con pleno de autoridades, incluido Alfonso Fernández Mañueco, amigo de Gonzalo, como lo son Julio López, Javier Iglesias y García Carbayo. La casa también tiene buena relación con Encarnación Pérez o Eloy Ruiz, o con el presidente cameral, Benjamín Crespo, y quien lo fue, Pedro Díaz (¡viva el presidente!), por el vínculo de ambos al Mercado Central, en cuyo espacio de influencia se encuentra el histórico local desde hace 75 años. Me gustó saludar a José Luis Zarza, veterano presidente cameral, al que hacía tiempo que no veía, y saber que el viernes fue un día tranquilo en Matacán, a pesar del cohete chino, por un curso de drones con portugueses. Recordé al ver pasar a los Estévez al gran Manolo “Esterra” y a su padre, Eduardo Estévez, que canturreaba zarzuela en los toros, y también aquellas comidas de “monstruos” cuando vi a Vicente Sánchez Marcos. Hubo gente de la hostelería y el turismo, dos sectores a los que contribuye “El Mesón” como en general la espléndida hostelería salmantina, un gremio cuya imagen está de moda denostar. Opiniones interesadas, envidias, rivalidades sociales, protagonismos... Nunca hemos tenido una hostelería del nivel que tenemos y por eso es preciso cuidarla. Algo de esto se dijo. Me pareció oportuno que hubiese representantes políticos como José Luis Mateos, Ana Suárez y Fernando Castaño, y también populares porque escucharon opiniones a considerar, y se va a necesitar su ayuda. La hostelería –guste o no—da empleo y prestigio a esta ciudad. Mucho empleo y mucho prestigio. Felicidades, Gonzalo, también a tu familia y sí, va por tu padre.