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El mensaje llegó a tiempo a Salamanca, vía wasap y desde Belén, e inmediatamente fue publicado por el alcalde en redes sociales. En el encuadre ... del video que en la misma gruta se grabó, el padre Custodio de Tierra Santa, Francesco Patton, en perfecto español, saluda a Carlos García Carbayo y a los salmantinos para que nuestro corazón y pensamiento puedan trasladarse a aquella noche de diciembre en Palestina, en la que el nacimiento de un niño entre pajas vino a hacer de la esperanza la metáfora de un tiempo nuevo para todos los hombres de buena voluntad.
Hasta el mismo Sartre, en la Nochebuena de 1940 y estando preso en un campo de concentración alemán, no pudo resistirse a adorar a aquella criatura para la que escribió Barioná, un guion teatral que fue representado por parte de los prisioneros y en el que él mismo se adjudicó el papel del rey Baltasar. Su ateísmo no le impidió postrarse ante aquel Dios que quiso ver como una luz en la oscuridad maldita de los antros nazis. Este Dios es mi niño. Esta carne divina es mi carne. Está hecha de mí. Tiene mis ojos, y la forma de su boca es la de la mía. Se parece a mí. Es Dios y se parece a mí... Un Dios muy pequeñito al que se puede estrechar entre los brazos y cubrir de besos. Un Dios calentito que sonríe y que respira, un Dios al que se puede tocar; y que vive.
Un texto cargado de intensidad que, según una carta que escribió a Simone de Beauvoir, dejó a todos sin respiración. Algo fácil de comprender si imaginamos la soledad, el dolor y la desesperanza de los reclusos que ocupaban aquellos barracones del Stalag 12D y de donde Sartre logró huir en 1941, aunque no todos tuvieron la misma suerte. Aquella Navidad fue tan solo un lapsus en el existencialismo ateo de Sartre, pero lo que realmente importa es que la Navidad pudiera reunir a cristianos y no creyentes, y comprender su significado como el principio de un tiempo nuevo para paliar el pesimismo y poder vislumbrar el horizonte con mejores perspectivas.
El rebrote de la pandemia nos ha obligado a vivir una Navidad mucho más íntima, solitaria y reflexiva. De ahí, quizás, que cada palabra del mensaje de felicitación de Francesco Patton se haya hecho un amable retumbo en mis oídos. Como franciscano Custodio de los Santos Lugares, él conoce mejor que nadie lo que significa la esperanza en una tierra donde no cesan los conflictos. En el año 2017 visitó Salamanca y fue nombrado Huésped Distinguido de la ciudad. Una distinción que se ha visto generosamente correspondida al enviar la estrella de Belén y, desde Belén, a todos los salmantinos. Felices Pascuas de Navidad.
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