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El Tarajal nos persigue desde aquel 6 de febrero de 2014 donde todo fue tragedia.
Desde el principio de los tiempos cuando, como sociedad, debíamos ... compartir con otros un determinado espacio, el concepto de vecindad ha estado unido al conflicto y en términos territoriales, a la guerra. Es cierto que la buena vecindad es y ha sido un puente de ayuda y colaboración entre los componentes de un barrio, de una zona concreta o de un espacio pequeño de convivencia. Aún recuerdo cómo las vecinas se ayudaban para todo; más de una ejerció de partera mientras llegaba el médico. Desgraciadamente con nuestro actual modo de vivir, el concepto de ese tipo de vecindad-amistad está agonizando o sencillamente ha desaparecido. Tan sólo permanece en pequeños reductos del mundo rural. La movilidad social y laboral en las ciudades, hacen que apenas conozcamos a nuestros vecinos, amén de la desconfianza que nos provoca el otro y más aún si es diferente.
Este ojo que observa advierte que nada de lo que sucede es nuevo y que los problemas de frontera siempre han sido focos de conflicto. Desde el 6 de noviembre de 1975, día en que se produjo lo que conocemos como La Marcha Verde, que fue una invasión terrestre y a pie de población civil por parte de Marruecos sobre un territorio soberano español, el Sahara occidental, nuestro vecino por el sur tiene como norma utilizar a la población civil para conseguir objetivos políticos. Como en aquella ocasión le salió bien, porque además le apoyó la comunidad internacional (que a mí me gustaría saber qué hubiera pasado si ese territorio hubiera sido británico) considera que es su instrumento particular para poner en jaque a nuestro país. Recuerden Perejil. Este hecho deplorable pone de manifiesto la estrategia más rastrera del vecino, pues empuja a su propia población a realizar actos incomprensibles que ponen en riesgo la vida de sus compatriotas.
Evidentemente les sale bien pues, desde el punto de vista humanitario, no hay país que se enfrente a las hordas civiles indefensas, que en el fondo han sido engañadas y utilizadas. Lo mismo que hacen los turcos con los sirios, cuando Turquía no obtiene de la UE lo que desea. ¡Qué vergüenza!
Comprendo que desde el punto de vista geoestratégico es preferible tener en Marruecos a un Mohamed VI controlando los destinos de un país puerta entre África, Europa y el Mediterráneo, que además es pieza clave de la estabilidad política en el Norte de África, que un país dominado por las fuerzas extremistas yihadistas o del Isis.
Pero eso no debe disculpar, independientemente de los errores cometidos por el ejecutivo actual que ha convertido el Tarajal en un carajal, que el vecino nos ponga en jaque cuando le sale del moño.
Solo la mano dura de la UE y considerar atentar a nuestras fronteras como agresión a Europa, puede ponerle las pilas a los de la piel tan fina.
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