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Los griegos fueron los primeros que utilizaron la máscara en el teatro. Eran de naturaleza inmóvil, con un gesto rígido para representar la tragedia o la comedia. Se usaban porque normalmente solo había tres actores para representar una obra y la careta les servía para ... que cada uno pudiera hacer diferentes personajes. El espectáculo nació para honrar al dios Dionisos, deidad del vino, las fiestas y por tanto de los excesos.
Pedro Sánchez empezó esta semana subido al escenario de un teatro. No cabe mejor alegoría de la representación a la que hemos asistido. El presidente quería dominar la escena para intentar disfrazar los indultos con palabras grandilocuentes como concordia o convivencia. Por eso, la careta del lunes era hierática, quería transmitir seriedad y solemnidad. El primer acto era el relato del indulto y el actor sabía que el gesto iba a ser difícil de entender porque la cara estaba tapada con barro.
De ahí el giro de guion del jueves. Al fin y al cabo, si el final de la obra es bueno, pocos se remiten al principio para recordar la trama. La sonrisa es la mejor aliada para intentar ganarse la empatía del público. El fin de la mascarilla en el exterior, la rebaja temporal del IVA de la luz y el anuncio del regreso del público a los estadios, buscaban cambiar la trama. El protagonista era el mismo, pero como en Grecia, solo hacía falta cambiar la máscara. Las noticias más populares como remedio para hacer olvidar las impopulares.
Los cabecillas del procés estaban indultados desde el día en el que el Tribunal Supremo dictó su sentencia. Durante la última campaña electoral, le preguntaron por esta cuestión a Pedro Sánchez en algunas entrevistas y en los debates. Nunca contestó porque la salida de prisión ya estaba hablada a cambio del apoyo necesario para llegar y, seguramente también, para seguir en el poder.
Ningún gobierno en sus cabales aprueba una medida así, con el coste político que conlleva, a cambio de nada. Ningún ejecutivo regala el perdón para ver si sirve de algo. Si los indultos se han hecho sin exigir una contrapartida a los independentistas, será un error histórico que les reforzará en su desafío. Si se han aprobado a cambio de unos presupuestos o de dos años de legislatura, será una demostración de que el gobierno está dispuesto a instrumentalizar la democracia y sus instituciones, en beneficio propio. La medida de gracia solo tendría cierto sentido, si el pago a recibir es la renuncia inequívoca a la vía unilateral y a la independencia. Y viendo las soflamas que lanzaron todos los presos al salir de la cárcel, parece difícil que sea así. A no ser que ellos también lleven una máscara griega para esconder sus verdaderas intenciones, ante los suyos, aunque lo dudo. Habrá que esperar para ver si todo esto es una farsa, una tragedia o un drama y habrá que ver si al final del proceso, queda alguien con ganas de aplaudir esto.
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