De altos vuelos
Sábado, 13 de noviembre 2021, 10:35
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Sábado, 13 de noviembre 2021, 10:35
aA culpa la tengo por madrugar y empezar rezando “la plegaria del hombre contemporáneo”, que es como alguien que no voy a buscar, llamó a ... la lectura del diario, en este caso LA GACETA. En su primera, me llamó la atención el proyecto municipal para recuperar a los cernícalos. Pero ¿no tenemos ya bastantes cernícalos?, me pregunté. Ignorantes, rudos, zopencos, zafios, hay para dar y regalar. Muchos se sientan en alguno de los numerosos hemiciclos de las Españas. ¿Acaso lo que el municipio quiere es recuperar a los que en la Salamanca nocturna se cogen una buena moña, un cernícalo, según otra acepción del DRAE? Tampoco. El diario se refería a los cernícalos primilla, cuya población ha descendido, y se trata de hacerles cajas-nido para que regresen, porque comen insectos, dieta que no se si les autorizará el ministro Garzón, el vegetariano, y la madre que lo parió. Entonces me dije, ¡pero si los cernícalos son aves de rapiña!, y resulta que de esas también hemos poblado los gobiernos, administraciones y chiringuitos patrios, que al clamor de “a mí que me pongan donde lo hayga”, saquean las arcas públicas - y hasta las de los parados -, con total impunidad.
Ya tenía uno la cabeza a pájaros, no como ese siniestro personaje venezolano, “el pollo” Carvajal, que la tiene pelada. Pero además recibí un guasap invitándome a la subasta benéfica de unas aves castradas, ay, los capones de “Cascajares”. Por si faltaba algo, la “milana bonita” del Azarías de Delibes, me miró imperturbable desde el artístico pirograbado que me regaló Ina. Total, que seguí con las aves. ¿De vuelo alto o de vuelo bajo? Pues según, porque cuando yo escuchaba música ligera, Julio Iglesias cantaba aquello de “vuela amigo, vuela alto, no seas gaviota en el mar...”, y algunos decían, coño, como se la tira al pájaro del logotipo del PP, porque seguía “cuando volamos muy bajo, la gente tira a matar” (luego se supo que el pájaro del PP no era una gaviota, sino un charrán). Pero es que el gran Facundo Cabral cantaba lo contrario, “Vuele bajo porque abajo está la verdad”. Hoy bastaría para elegir un dron, hala, a vista de pájaro. Uno siempre pensó que es preferible ser águila que gallina. Nuestro paisano Pepe Hidalgo también. Había decidido desde adolescente volar alto ¡y vaya si lo hizo!, por todos los cielos del mundo, como en la película ucraniana de Akhtem Seitablaev, titulada “El vuelo del halcón”. Los halcones son los mayores enemigos de las palomas. Para nuestra monumentalidad la bosta de las palomas es muy perjudicial y de ahí que en la Catedral entronizaran dos parejas de halcones peregrinos que le dan caña. Lo propio ha hecho el okupa de Moncloa, donde hay superpoblación de palomas, que estorban al señorito. Lo que tiene guasa es que el Tenorio llamara a doña Inés “paloma mía”, cuando hay quienes sostienen que las palomas son las ratas del aire. Vamos, como para llamárselo cándidamente hoy a una podemita.
Mucha elucubración por culpa de las aves, pero yo quiero volar más alto, y rescato para gratificarme, para escapar de las vulgaridades de que los hombres somos capaces, la Oda X de Fray Luis de León: “¿Cuándo será que pueda/ libre de esta prisión volar al cielo...?”. Esta me lleva al excelso poema de San Juan de la Cruz, cuyo inicio es clave para entenderlo: “Tras de un amoroso lance/ y no de esperanza falto/ volé tan alto tan alto/ que le di a la caza alcance”. Una de las cosas por las que admiro a María Jesús Mancho, catedrática y Presidenta del Centro de Estudios Salmantinos, es por su análisis para los torpes mortales de la poesía de Juan de Yepes. Sería un atrevimiento rebajarla a una columna. Pero busquen y lean. Merece la pena.
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