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Mientras seguimos con Tamara a cuestas y Pedro Sánchez continúa regalando el dinero que no tiene con el nauseabundo fin de comprar el voto de ... sus pobres siervos ideológicos, los datos en hierro incandescente se nos graban a algunos pocos en las neuronas, todo un herradero de penosa realidad. Los últimos los aportó el lunes la OCDE, la organización de países desarrollados de la que España es miembro fundador. Y son para temblar, para que temblemos si es que nos queda un ápice de dignidad personal y de conciencia social: el 28 por ciento de los jóvenes españoles entre 25 y 34 años no tiene ni el Bachillerato ni una FP, frente al 14 por ciento de la media de la OCDE. Por “suerte” no somos los últimos de la lista, pues en peor situación están Turquía (36 por ciento), México (44 por ciento) y Costa Rica (45 por ciento), todo un consuelo para un país, el nuestro, sin escrúpulos, sin moral y sin dos dedos de frente, y a los datos me remito. Además, el 20 por ciento de nuestra desahuciada juventud, ni estudia ni trabaja. El papelón para nuestra sociedad del “bienestar” no puede ser más humillante y no me explico que ningún ministro de Educación de las últimas décadas no se haya tirado por una ventana, habida cuenta de que el fracaso escolar y social es culpa en gran medida del desbarajuste educativo que vive el país desde la muerte de Franco. Y lo que viene no parece mucho mejor dado el carácter “soviético” que se le está imprimiendo a la Educación y a sus programas, más volcados en lavar cerebros que en desarrollar el pensamiento y ensanchar los horizontes.
Por otra parte, y no menos importante, el estudio de la OCDE se refiere al abandono escolar y a los “ninis”, pero no hace referencia a los que están literalmente “aparcados” en las aulas, incluidas las universitarias, lo que ha producido un pánico metafísico a enfrentarse al mundo laboral. A enfrentarse a la vida, que es, justamente, lo que busca el sistema.
Y si el lunes se daban a conocer los datos de la OCDE, ayer miércoles era Arturo Pérez Reverte quien les daba forma en una entrevista en el diario “El Mundo”, y basta una frase: “Un pueblo con un nivel de educación tan bajo como España, no puede sobrevivir”. Claro que Pérez Reverte es hoy otro reaccionario, otro derrotista, un chulo. No le perdonan ni sus éxitos, pero sobre todo no le perdonan su libertad para vivir, para escribir, para expresarse. Nos quieren dóciles y adocenados.
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