Concha Seseña, primera doctora médica nacida en Salamanca

Su tesis, presentada en 1931 en la Universidad Central, sobre “Adenoidismo y calcemia” fue la cuarta leída por mujeres estudiantes de Medicina en la Universidad de Salamanca, habiéndole precedido en 1914 Teresa Iglesias Recio; en 1915 María Nieves González Barrado y en 1920 Defina Matilla Gómez. El privilegio otorgado a la Universidad Central en 1845 para conceder el título de Doctor se anuló en 1928, pero sólo fue efectivo en 1953 para Salamanca y Barcelona.

Durante su estancia en Madrid para hacer el doctorado se alojó en la Residencia de Señoritas, acompañándola su hermana Carmen, Maestra por la Normal salmantina, (casada en 1939 con José Juanes, periodista de LA GACETA REGIONAL), quien le sirvió de mecanógrafa pasando a limpio la tesis.

Tras su especialización en Clínicas y Hospitales de Niños en Madrid y Diplomada como Médico Puericultor abrió su consulta de pediatría en Salamanca en el domicilio de sus padres, Serranos, 2, dotando sus instalaciones con aparatos de rayos X, electroterapia y actinoterapia. Profesaba el naturismo practicando la ciencia médica más ortodoxa.

Colaborando en la Sociedad Artística “Bohemios”, el 12/07/1920 en velada homenaje al recientemente fallecido músico Pablo Marcial, interpreta en el teatro Liceo con gran éxito “Los Pajaritos” de la “Reina Mora” y el 27/11/1920, en el mismo escenario, triunfa en similar velada a favor del músico Luis Martín, interpretando el dúo de “Los Chicos de la escuela” con el barítono Pelayo Rodríguez.

En la segunda función homenaje al maestro Bretón, celebrada en el Liceo el 23/01/1924, se representa “La Verbena de la Paloma”, presidiendo el acto desde el lugar de la concha del apuntador un busto del maestro, modelado, y hoy desaparecido, por el padre de Concha que, con singular acierto actúa en el papel de la “Señá Rita”, sumando a unas excelentes cualidades para la escena, una preciosa voz que luce especialmente en el dúo del segundo acto con “Julián”, que interpreta Rafael Cordón. Con su hermana Carmen y su hermano Ángel coincidió en más de una velada.

Con el éxito llegó el dinero... y con él la desgracia. Mujer moderna, libre, independiente e intrépida se compró un coche Hispano Suiza y contrató un chófer. Un maldito día se le antojó pedirle al chófer que le enseñara a conducir y llevando ella el coche sufrió un accidente con vuelco y como consecuencia quedó tetrapléjica y en silla de ruedas de por vida, con afectación a la garganta lo que le impedía expresarse con normalidad. La consulta se cerró y Concha tuvo que rehacer su vida con la incondicional ayuda de sus padres y hermanos y el apoyo espiritual del notable dominico padre Vicente Berecíbar.

Durante la guerra civil, cuando había bombardeos, su familia la bajaba en la silla de ruedas a la huerta que existía junto a la casa y se cubrían todos con colchones.

Murió el 17/11/1941 y se encuentra enterrada en el panteón familiar que confeccionaron para ella su padre y su hermano Ángel, en mármol de Macael, dotado de una escultura de “El Ángel de la Muerte” que pusieron de moda en el camposanto salmantino. Su padre sacó una mascarilla del rostro en escayola que colocó junto a ella. Muy deteriorado el mausoleo, al fallecer su hermano Ángel, su sobrino Antonio Seseña Arévalo, lo sustituyó por otro totalmente distinto, un bajo relieve en granito pulido gris Quintana. Está situado en la zona Uno, serie C, número 0018.