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La UE lleva apostando por el coche eléctrico –cuya tecnología deja mucho que desear- de la mano de unos neo ecologistas que a menudo se muestran como amigos de la Naturaleza y enemigos de la Humanidad. El Gobierno de España ha presentado un plan por el que en 2030 deberían circular 5,5 millones de coches eléctricos, entendiendo por tales tanto a los únicamente equipados con batería como a los híbridos enchufables. La cuota de mercado de los coches eléctricos debería subir del 12% hasta el 74%. No parece posible. En 2024 las ventas son inferiores a las de los mismos meses de 2023.
Pero a finales de 2023 (datos de Nemesio Fernández-Cuesta ), de un parque de 26.020.504 turismos, solo el 1,3%, eran eléctricos. A lo largo de 2023 se matricularon 949.359 turismos, de los que sólo un 12% eran eléctricos.
¿Por qué este rechazo, que comparto? Por la falta de puntos de carga. A finales de abril teníamos 32.422 puntos de carga funcionando. Para llegar a la proporción de Portugal deberíamos tener casi 85.000. Entre las diez ciudades europeas con mayor densidad de cargadores hay dos portuguesas: Oporto y Oeiras. No hay ninguna española. Además, hay construidos otros 8.600 puntos de recarga sin suministro eléctrico. Se necesitaría multiplicar por veinte las inversiones en puntos de carga.
Y si yo quiero ir desde Madrid (donde vivo) a Santander (donde nací) tendré que recargar por el camino. ¿Y cuánto tiempo tendré que parar para recargar? Probablemente horas. Y como me agrada ir a Santander a ver a mi familia, prefiero ir en mi viejo coche, que está bien cuidado (y no uso en Madrid) y que usaré mientras me dejen. Los eléctricos son un 50 % más caros que los coches de combustión pero los impuestos son mayores para los coches de combustión.
Nos llegan noticias de que en China se van a producir eléctricos baratos. A este propósito leamos al citado Nemesio Fernández-Cuesta: «Deberíamos ser cuidadosos en la defensa de nuestra industria del automóvil. Somos el segundo productor europeo y el noveno del mundo, pero no fabricamos baterías ni tenemos acceso directo a los minerales básicos para su elaboración. No se trata solo de reducir emisiones a través de la electrificación del transporte. Se trata también de que los coches eléctricos que nos permitan reducir emisiones estén fabricados en Europa y nosotros sigamos siendo el segundo productor europeo».
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