Cererías

Blanqueada la cera puede procederse a la producción de velas, cirios, hachas y cerillas para lo que se utiliza un arsenal de herramientas: ruedas, pailas, braseros, púlpitos, burras, rulos, conos, cedazos, tenacillas, tijeras, mechas...

Los tamaños de las velas que se comercializaban eran: media libra, tres cuarterones y libra. Las velas tenían diversos tamaños. Las hachas de unos 160 cm, dotadas de un pábilo o de dos y de unos 4´5 cm de diámetro. Los pábilos estaban formados por muchos hilos de algodón trenzado con parafina y ácido esteárico a finales del siglo XIX. El cirio pascual de unos 120 cm de largo y unos 8 cm de diámetro, lleva una Cruz lateral y es de auténtica cera de abeja. Las cerillas tienen 9 mm de espesor.

Gil González Dávila nos habla ya en 1606 de once cererías en Salamanca con sede gremial en la iglesia de la Santísima Trinidad, pero en el Catastro de Ensenada de 1752 sólo existe una, la de Manuel Maza y vendedor Gabriel de la Iglesia.

En 1851 en el comercio de Francisco Nesi se despachan bujías esteáricas “La Estrella” y “La Aurora”, en el piso principal del número 31 de la Plaza Mayor, con entrada por la calle del Prior, 2.

Son fabricadas por el ingeniero don Francisco Prieto en Madrid. También las venden Junquera Román en la Plaza del Mercado en 1870 cuando ha pasado la fábrica a manos de Fermín Perla.

La Viuda de Lurasqui en la Plaza Mayor despacha bujías esteáricas y parafinas.

Antes de 1863 ya tiene fábrica de velas de ácido esteárico Ricardo López Iglesias y adquiere junto a Anselmo Pérez Moneo 27.200 pies del antiguo Colegio de Guadalupe el 23 de mayo de 1863 por 16.000 reales a Andrés Avelino Pedraza. El 10 de marzo de 1865 le compran a Alonso Mato el terreno situado delante del Colegio por 4.600 reales y el 27 de febrero de 1867 liquida la fábrica de velas Ricardo López y vende parte del edificio al otro socio.

María Prieto se anuncia en Prior 12 en 1892 con un completo surtido tanto en cera pura como en toda clase de en permas [sic].

Se traslada a la calle de la Rúa 59, junto a la Catedral en enero de 1894, donde estaba la imprenta “Salamanca”, de Antonio Angulo y 4 años más tarde instala la “Funeraria Religiosa”, siendo la única funeraria que vende cera por contar con antigua licencia para ello.

En 1894 José Sánchez Isidro tiene fábrica de velas y de todo lo concerniente al ramo de cerería trabajado por el sistema antiguo, en Bretón, 10.

Existe una cerería en Corrillo 20; en 1899 se instala en la calle de Toro 8 la de Viuda de González e Hijo y una nueva cerería monta Rafael Sánchez en San Pablo, 8.

Lorenzo Aniceto Sánchez, sucesor de Bernardo Gazapo en la calle de la Rúa, 51, titula su librería “El Sagrado Corazón de Jesús”, vendiendo ya en 1911 la auténtica cera de Gauna, siempre litúrgica y de conciencia. Sus herederos cerraron hace poco tiempo la librería de la calle de Toro, esquina a Vázquez Coronado.

José Crego Hernández inaugura una fábrica de cera y bujías esteáricas con la denominación de “Nuestra Señora del Carmen” el 31 de octubre de 1924 en Eloy Bullón 58 y almacén en Toro 57, que traslada en 1926 al número 82.

En san Cristóbal de la Cuesta a finales del siglo XIX Ladislao Cacho Cabezas instala una fábrica de velas con el nombre de “La Perla Armuñesa”, que llegó a tener 20 empleados. El día 1 de diciembre de 1931 se produjo un incendio en la fábrica originándose unas pérdidas materiales superiores a las 12.000 pesetas.

En febrero de 1943 sus hijos Antolín, Miguel y Manuel, encargan una casa de dos plantas al arquitecto Francisco Gil entre la calle Pedro de Mendoza, 9 y Torres Quevedo, por importe de 238.670,96 pesetas, transladándose aquí la fábrica.