Catalanes, disfruten lo votado

Basta de bromas fáciles; ¿qué hace esta panda de tarugos fuera de la cárcel? ¿No los condenaron? ¡Ah, sí!, la justicia española y sus cosillas. Al menos parece que en las penitenciarías patrias dan bien de comer, pues el tuerto no adelgaza ni a dieta de agua. ¿Llegará cebón a San Martín?

Está claro que Cataluña es ingobernable. Quizás tendríamos que dársela para que se maten entre ellos, y, a los años, reconquistar los humeantes escombros.

Este domingo pueden darse tres escenarios; dos anticipan el desastre y el tercero es una bisoña esperanza de este autor.

Si se juntan las taifas del Salva, el Rufi y la Jesi la comunidad será renombrada como Qatarlunya pasando a convertirse en la colonia marroquí que de facto ya es. El delfín de Sánchez aceptará todas las apetencias de poder y dinero del Rufi (siempre es lo mismo), mirando para otro lado durante cuatro años —total, ya tiene experiencia— mientras la Jesi vacía de cruceros el puerto de Barcelona para que los cayucos de los pagapensiones puedan desembarcar más cómodamente. La meona alcaldesa, que es muy dada al multiculturalismo —para los demás—, los recibirá con collares de flores y cheques en los bolsillos.

En el segundo escenario el pelo fregona de Puchimon volvería de Bélgica para fundirse en un abrazo con el Juanqueras y, junto con la Dolores (¿de dónde sacan a esta gente?), montarse un ménage à trois a base de fuet, pan con tomate y su tres per cent. Otra taifa. Parafraseando a Alfonso Guerra; cuando estos acaben con Cataluña no la va a reconocer ni su madre. Nuevo intento de secesión, más fuga de empresas, paro...

Y el tercer escenario pasaría por un pacto entre PSC, VoX, PP y Ciudadanos —que no va a ocurrir porque en este país somos de usar la cabeza para embestir en vez de para pensar—. Si los números permitieran una alianza entre estos cuatro partidos y ellos, por una vez, se comportasen como políticos y no como gilipollas, quizás se podría anular a los independentistas y salvar la temporada.