Carta a las residencias

Estoy seguro que armados hasta los dientes de responsabilidad hasta les recordarán lo de lavarse las manos, que son cosas que uno olvida fácilmente.

Y ya me estoy imaginando al personal encargado de todas las residencias, cuando abran esta diligente carta. Seguro que tremendamente emocionados y con lágrimas en los ojos comenzarán a gritar todos al unísono: ¡gracias, gracias, gracias, señores de la Junta de Castilla y León por acordarse de nosotros! ¡No sé que sería de nuestras vidas si ustedes no estuvieran ahí recordándonos el peligro que nos acecha mediante esta necesaria e imprescindible carta!

Así que menos mal, que la Junta en un ataque de esmero y diligencia ha tenido este lindísimo y encantador detalle de enviar una carta a las residencias pidiéndole a nuestros mayores y a los que cuidan de nuestros mayores que extremen las precauciones porque si no puede que hasta los cuidadores se liaran a programar excursiones a lugares como Pekín o Shanghái, que es lo que falló en los momentos duros de la pandemia.

O lo mismo puede que hasta se entretuviesen en contratar por internet a orquestas de baile, artistas de variedades o grupos de bailarinas de Chongqing y Tianjin y a lo peor sin pedirles el correspondiente test de negativo en Covid-19 o tener la pauta completa de vacunación.

Lo que yo sí que confío es que esa carta que la Junta nos anuncia que ha enviado a las distintas residencias, hayan tenido la precaución de enviarla certificada. Y tampoco estaría de más que la enviasen si puede ser urgente.

Últimamente el correo postal ordinario, y más en este periodo de Navidad, con tanto tráfico epistolar y paquetería de regalos navideños, va petadísimo y con frecuencia se pierden las misivas. No quiero ni pensar que podría ocurrir si en alguna residencia de la comunidad, esta carta de la Junta en la que le piden a los residentes y cuidadores que extremen las precauciones pudiera llegar un poco más tarde de la cuenta, o lo que es peor, no llegase nunca.