Secciones
Destacamos
Con un simple vistazo a la prensa de estos días podemos darnos cuenta de que desde el punto de vista político e institucional, definitivamente se ... cruzó la raya y estamos inmersos en una de las épocas más polarizadas y crispadas que a la mayor parte de la gente nos ha tocado vivir.
Contemplar cualquier sesión en las Cortes es ver cómo vuelan por el aire un arsenal de balas y cuchillos, los insultos más mostrencos y maleducados y ese ánimo patibulario que se respira en las más comprometidas grescas tabernarias.
Hace tiempo que flota en el aire una especie de guerracivilismo instaurado en las altas instancias por nuestros encorbatados e inconscientes señores políticos, en el que unos y otros, gobierno y oposición, rechazando el saludable enfrentamiento de ideas, argumentos y la crítica instruida y cortés tan necesaria, simplemente se acusan de llevar al país al borde de la quiebra y de lo que con tanto esfuerzo se logró levantar y plasmar en una constitución. Un acuerdo, por cierto, este de la Constitución Española que, por otra parte, sabemos que se intenta dinamitar desde los extremos más radicales tanto de la izquierda como de la derecha (los socios del PSOE desde el gobierno central, los socios del PP desde el autonómico), invitados en la fiesta por los viejos partidos políticos, antaño moderados, simplemente por el puro interés de perpetuarse o alcanzar el poder.
Afortunadamente, la batalla todavía no se percibe en la calle, donde la gente sigue siendo todavía amable y civilizada con los demás, siendo muy conscientes de que cada cual tiene sus ideas, su equipo de fútbol favorito y baja las escaleras como quiere, como decía la canción del maestro.
Pero eso sí, no nos extrañemos demasiado de que si nuestras autoridades deciden seguir instaladas en la pelea, poco a poco la tónica fuera imponiéndose también en toda la sociedad y comenzáramos a contagiarnos de su cinismo y su mala baba, de su desfachatez y su intolerancia, como ya se percibe en las redes sociales o en ciertos medios de comunicación.
De hecho, así fue extendiéndose entre la población en Cataluña, completamente dividida, contagiada de odio y animadversión, incluso entre miembros de una misma familia. Un rencor que tuvo momentos lamentables y vergonzosos que todos recordamos y que afortunadamente parece que han ido remitiendo hasta que vuelvan a incentivarlo los actuales pirómanos que habitan en el mundo de la política.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Sigues a Juan Mari Montes. Gestiona tus autores en Mis intereses.
Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.
Reporta un error en esta noticia
Necesitas ser suscriptor para poder votar.