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Este ojo que observa empieza preguntándose qué entendemos por ayunar en la actualidad ¿no comer simplemente? o ¿hacer algo que está muy de moda como ... es el ayuno intermitente? Con el concepto de ayuno actual tan sólo se pretende quitarnos unos “kilitos” de más, mantener el peso, limpiar de toxinas nuestro organismo... Ayunar hoy no es un sacrificio, es casi una necesidad para la imagen. Y qué decirles de la abstinencia, donde todo se resuelve con no comer carne los viernes, en un mundo en el que, para nuestra desgracia, nos están llevando a ser veganos por moda y obligación. Ahora puedes comerte una hamburguesa de aspecto tradicional, sabor tradicional y ser vegetal; o tomarte un chuletón diseñado por 3D, saber a chuletón, ver chuletón y comerte vegetal. ¡Y nunca pecas! Ya hablaremos de esto otro día, pues merece la pena.
Vivimos un mundo de irrealidades hechas realidad según las conveniencias de un mercado vendido al mejor postor. ¡Tal vez sería necesario que Jesús entrara de nuevo en nuestro templo y arrasara con los vendedores y mercaderes!
En definitiva ¿qué debería ser hoy ayunar? Debería ser liberarnos de todo lo que nos estorba, incluida la información. Es abrir la puerta al que viene libre de todo y lleno de Verdad. Nos pasamos la vida llenando y acumulando en nuestro corazón “cacharros”, mercadeando y consumiendo el espacio más importante que tenemos y llenándolo con ellos que abultan y ocupan ese espacio único para nuestra vida y así es muy difícil, incluso imposible, que entre La Verdad en nuestro corazón. Hoy el ayuno ha de ser de otra manera, donde ayunemos de palabras hirientes y nos llenemos de palabras de bondad y caridad; ayunemos de enojos y nos llenemos de paciencia; que ayunemos de pesimismos y nos llenemos de optimismos: ayunemos de preocupaciones y nos llenemos de confianza en Dios; que ayunemos de quejas y nos llenemos de cosas sencillas; que ayunemos de las presiones y nos llenemos de oración, esa que nos da valentía, fuerza y felicidad; que ayunemos de tristezas y amarguras y nos llenemos de alegría para transmitir comprensión, ternura y cercanía a los demás; que ayunemos de egoísmos y nos llenemos de compasión; que ayunemos de falta de perdón y llenemos el corazón de fraternidad; que ayunemos de palabrería y nos llenemos de silencios para orar por los demás y por nosotros; que ayunemos de los vacíos que llenamos con el consumo, la vorágine y nos llenemos de esperanza. Abstinencia de redes, de programas, de vaciedades.
Vivimos tiempos de soledades, de miedos y aquí la Cuaresma hemos de entenderla y concebirla como un tiempo precioso para la renovación y la conversión del espíritu. Y no quedárnosla ni no verterla a los demás, porque si de algo hay que ayunar es de egoísmo.
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