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Quizá Sofía de Grecia haya dejado en Salamanca algo de ropa para su próxima estancia y es posible que el alcalde, Carlos García Carbayo, ... reserve para ella una vivienda en el “Victoria Adrados” si decide prolongar sus estancias. Sospecho que esa conjunción de conocimiento y artes escénicas son el mejor anzuelo para que la Emérita se quede entre nosotros. Y ojo que hablamos de la figura de la Familia Real que mejor consideración tiene por parte de los españoles después del propio Rey, Felipe VI, según se ha sabido esta semana por una encuesta de “Vanitatis”. Le siguen las infantas, después Letizia y finalmente el Emérito, que cada vez tiene más aspecto de jeque. Sofía regresa a Salamanca para un concierto, que, además, da la televisión, del Grupo Ciudades Patrimonio de la Humanidad. En la Plaza Mayor, que es el mejor escenario de esta ciudad o al que aspiran todos los artistas. Anoche pudimos comprobar que hay otros escenarios monumentales igual de buenos, pero no son lo mismo. Sofía de Grecia y Silvia de Suecia, primas, abrieron una semana en la que perdimos a José Luis Balbín, al que muchos recuerdan por la televisión y uno también por la radio, con aquel programa de análisis en Antena 3 Radio que abría con música de Joël Fajerman, en concreto de la serie “La vida secreta de las plantas”. Balbín formó parte de la Transición como las imágenes expuestas en la Filmoteca Regional, que podrían ilustrar la novela –quizás histórica—que Tomás García Merino presenta esta semana, ambientada en 1977. Un año complicado, sí, y sobre todo incierto. La novela se titula “El año de la serpiente de fuego”. Nos explicará la razón de este título. De la Educación de aquellos días sabe mucho José María Hernández, que esta semana ha pasado a la categoría de catedrático jubilado. Otro talento a la reserva como los médicos homenajeados el viernes. El banquillo de cerebros jubilados altamente preparados comienza a ser preocupante. Puede que pronto necesitemos un “Proyecto Talento Jubilado” como necesitamos de un “Proyecto Hombre”. Manuel Muiños, Hijo Adoptivo desde esta semana, en un acto lleno de amigos, admiradores y colaboradores, podría preguntarnos cómo estaríamos si no existiese PH. Y sobre todo cómo lo estarían los ingresados en él. Seríamos, quizás, una ciudad sonada, como ese boxeador reiteradamente golpeado, cuando lo que nos gusta es que la “Ciudad Suene”, como anoche, como esta semana pasada.

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