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Los últimos datos del turismo en Salamanca son buenos. Casi noventa mil visitantes en agosto, cuando pensamos que todo el mundo está tomando el sol ... como lagartos en la playa, son muchos turistas. Un dato conocido a la vez que sabíamos de la quiebra de uno de los grandes agentes turísticos del mundo. Es posible que la película de Amenábar sobre Unamuno atraiga a curiosos y ya veo a mis admirados guías turísticos dirigiendo giras por la Salamanca unamuniana, mezclando los escenarios de la película con los de la vida de don Miguel, que no es lo mismo: el Paraninfo de la película y el del episodio real con Millán Astray no coinciden, por ejemplo. Igual que puede contribuir a llevar espectadores a las salas de cine la exhumación de los restos mortales de Franco o el hecho de que algunas afirmaciones de don Miguel son aplicables a nuestros días. Ayer, en la rueda de prensa de presentación de la película en la Casa Museo de Unamuno, me llamó la atención la declaración de Amenábar de que “Unamuno era un hombre de paz”, y lo era, ciertamente, a pesar de que dentro de él se libraban mil y una batallas. Las entonces reclamadas convivencia, unidad y democracia lo son también hoy. Ayer se dijeron en Salamanca cosas muy sensatas, que nunca deberíamos olvidar. Pero regresemos al turismo, pan nuestro de cada día, como bien sabe la hostelería y el comercio; turismo que celebra hoy su día.
Un turismo que en Salamanca no tiene fecha oficial de comienzo, pero hay un maravilloso libro de Rufino Aguirre Ibáñez titulado “Salamanca vista por los extranjeros”, que quizás ayude. Aguirre, por cierto, fue contertulio de don Miguel. El primero que se cita es a Jorge Borrow o “Don Jorgito, el inglés”, que habla de Salamanca en su libro “La Biblia en España”. Se dedicó Borrow a la venta de biblias, no fue un turista como los de hoy, pero entre versículo y versículo ejerció como tal. Y lo contó y ayudó a hacernos más conocidos. Lo que hoy llamaríamos un divulgador. Gracias. Otro estupendo libro para este día es “Viajeros extranjeros en Salamanca. (1300-1936)” de Jesús Majada y Juan Martín, que lleva a 1300 (más o menos) una primera cita de Salamanca en libros de viajes, aunque su autor, Ismail Ibn-Ali Abulfeda, no era viajero ni turista sino historiador y geógrafo, lo que deja a Jaroslav Lev, en 1467, como primer viajero real. De aquello hicieron crónica Gabriel Tetzel y Shaschek, aunque lo que ha llegado a nuestros días no es el original sino una traducción del barón León de Rosmithal de Blatna en su “Viages por España”. James Michener, autor de “Iberia”, en 1932 es el último citado en el libro. Para entonces, Salamanca había hecho notables esfuerzos para incorporarse a la modernidad del turismo, como la construcción del “Gran Hotel”. La cesión de la vieja Audiencia para ello tenía esa finalidad, a costa de cargarse el viejuno, pero maravillosamente decadente “Hotel Comercio”, citado por Pedro Antonio de Alarcón, que hizo turismo en Salamanca dos días. Un “finde”, como ahora. Y lo escribió todo en “Dos días en Salamanca”.
Fenómenos como los toros (“Salamanca, arte, saber y toros”, rezaba una pegatina en muchos coches), la mejora de las comunicaciones, las Edades del Hombre, la Capitalidad Europea de la Cultura en 2002, el 250º aniversario de la Plaza Mayo, la gran promoción desarrollada desde el Ayuntamiento de Salamanca, en especial por Julio López Revuelta, o las acciones del VIII Centenario de la Universidad de Salamanca han hecho posible en la actualidad cifras de turistas que algunos nunca imaginamos. Ahora, se trata de mantenerlas y superarlas sabiendo que en ello nos va mucho de lo que somos y queremos ser. Feliz Día del Turismo.
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