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Ahora que estamos a punto de finalizar los plazos para abrir la bolsa y dejar que la Agencia Tributaria confisque una parte de nuestras magras ... rentas, despierta dentro de mí una inmensa compasión por los ricos, aunque ellos se las apañen para escurrir el bulto todo lo que pueden, dentro de la legalidad, por su puesto. Y no como los viles mortales, que hemos de hacer donación forzosa al Estado de casi la mitad de lo que ganamos. Al menos, eso es lo que dicen las estadísticas: entre impuestos directos, indirectos, IRPF, sucesiones, donaciones, sociedades, patrimonio, municipales, autonómicos, especiales, alcoholes, hidrocarburos y otros, arrimamos al Tesoro en torno a un cuarenta por ciento de lo que percibimos. Grosso modo. Si a mí me cuesta una llorera cada junio (siempre me sale a pagar) no quiero imaginarme cuántas lágrimas derramarán quienes deban aportar miles (o millones) al fisco. O sea, los ricos también lloran.

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lagacetadesalamanca Apología de los ricos