Ana Carolina entre la colza

En estos días extraños y peligrosos, a pesar de todo me siento un elegido, pues puedo moverme... aún en un mundo vacío. A María Jesús, en sus idas y venidas -también es libre en este “show de Truman”- le gustaría gritar, pero se conforma -y lo agradece- con poder disfrutar del amarillo de los campos de colza, ¡y qué amarillo”!... rasgando los verdes... Nuestros campos se han convertido de repente, ¡pop!, en una inmensa bandera brasileña, que por imaginar no quede (aquí, entre Salamanca y Ciudad Rodrigo, Ana Carolina cantaría “Quem de Nós Dois”)

“Show de Truman”, sí. Un show lleno de miedos, incertidumbres, tristezas, vidas encalladas, economías fulminadas... Pero también un show lleno de tonterías, de estúpidos mensajes, de aplausos al ritmo de “Resistiré”; un show en el que los “presos” no somos conscientes que lo somos... o cómo encerrar a 50 millones de ciudadanos en sus hogares, los nuevos campos de concentración, con calefacción y nevera... Jugada maestra, encerrados voluntariamente por orden del tonto del pueblo. Jugada maestra. “Netflix os hará libres”, se lee a la entrada de los nuevos campos de confinamiento.

Casi imposible de creer, ¿verdad? Orwell, Bradbury, Ridley Scott, Huxley... vaya panda de novatos... pues la realidad superó a la mejor ficción, y aquí estamos, imaginando el océano Pacífico y atravesando los campos de colza por toda libertad, la misma libertad que se desvanece en esa Salamanca arrasada por la nada, la pena, y las almas perdidas con y sin perro. Y el miedo, siempre el miedo.