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Durante las largas semanas en las que nos vimos confinados a causa del virus puñetero -semanas que ahora parecen lejanas, pero que sin duda nos ... marcaron y llegaron a desesperar- muchos hogares experimentaron una inusitada actividad culinaria. Era una forma de combatir el forzoso enclaustramiento, además de cubrir la pertinente labor nutricia. En consecuencia, se probaron nuevas recetas, se retomaron otras casi olvidadas y hubo quien sintió irrefrenables ansias de experimentar con la elaboración del panem nostrum quotidianum y sus derivados en forma de bizcochos, galletas, empanadas y otros productos colaterales de los que no se dice nada en el Pater Noster (si es que alguien recuerda todavía los latinajos de esa emblemática oración o los del Credo Apostolorum). Buena prueba de esa febril actividad repostera fue la temporal desaparición -prontamente subsanada- en los supermercados de levaduras, algunos tipos de harinas y otros ingredientes necesarios para el “panificio”.

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lagacetadesalamanca Amasarás el pan