Al rescate de Fray Luis

Algunos restos del histórico convento forman parte hoy del Parque Arqueológico del Botánico y otros acaban de ver la luz excavando en la calle de al lado, prácticamente delante de la puerta de entrada al Colegio Mayor Fray Luis de León. Restos que, según los expertos, corresponderían a la portería del convento y dependencias adosadas al templo.

La portería estaba a los pies del templo y al “atahud” de Fray Luis se halló pegado a la cabecera de aquel, en una esquina del claustro. La aparición de los restos de Fray Luis de León despertó el interés de Madrid de cara a un panteón de hombres ilustres, pero no coló y se citó a aquel “sujeto instruido en Salamanca” que se negó a revelar a un miembro de la Comisión de Monumentos “el sitio donde se guarda la espada de uno de nuestros más célebres guerreros” por si acaso la “Corte” la pretendía para una de sus armerías. El rechazo al traslado lo firman Pedro Celestino Argüelles y Vicente de la Fuente. Hoy, quien inmortalizó aquel “decíamos ayer” reposa en la capilla de su Universidad de Salamanca. Aquel monasterio agustino tuvo una dimensión artística formidable. Basta ver la fotografía de Charles Clifford de 1853, que muestra el interior ruinoso del recinto, pero con unos detalles... Hay un grabado de Urrabieta-Rico de 1868 que exhibe, probablemente, la portería del convento, y uno piensa que si la portería del convento era así cómo sería, entonces, la fachada del convento, que el viajero Antonio Ponz (1725-1792) proclama de mejor gusto que la de San Esteban. Estamos, pues, ante una reliquia salmantina de enorme valor desde el recuerdo de Fray Luis y la categoría artística, a la que pusieron fin unos kilos de pólvora prendida por los franceses que ocupaban Salamanca en 1812, haciendo válido aquel verso de Fray Luis “de aqueste mundo malvado...”. Y como buena reliquia, requiere de cuidado y devoción.

Así hemos despedido enero y saludamos a febrero, que suele tener de bueno que es corto y los días son más largos. Ayuda al trago las fiestas de esta semana, Candelas, San Blas y Águedas; las fiestas matanceras de Guijuelo y el Carnaval del Toro. Todo ello ya está en marcha.

Las águedas de Santa Marta, casi el último reducto de esta tradición solapada por el Día de la Mujer, reciben hoy el bastón de mando. Águedas recias y con pasado combativo. San Blas tiene a nuestros gargantilleros desde hace días a las puertas de los mercados y del ‘Carrefour’ con su cruz de gargantillas de colores, en las que uno confía tanto como en el ángel de la guarda de esta garganta, Manuel Gómez Benito, o sea, todo.

Y la fiesta de las Candelas obliga a velas benditas y a estar pendientes de los cirios en las procesiones de Candelario y Miranda del Castañar, que están en juego las castañas del año.

Día de picas en La Alberca, de presentaciones de niños –cada vez más escasos en nuestros pueblos, ya veremos si con el “Bono Nacimiento” de Mañueco se anima la natalidad– y de hornazos en La Fregeneda, donde tres días, tres, salen al campo a comerlo esta semana.