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Un paisano ha pescado en el Tormes una trucha de nueve kilos, que es un peso que casi exige de un ronqueo como a los ... atunes barbateños que traen los Germán Hernández, Juanma Rivas o el bejarano Barragán a sus casas de comida en estos días atuneros. Nueve kilos de trucha ya son kilos y recuerda a aquellos testimonios clásicos que hablan de la pesca de nuestro Tormes. Gil González de Ávila, en su “Historia de las Antigüedades de Salamanca” (1606) afirma del Tormes que “es río de buena pesca y en él se pescan muchas truchas”, y cita los elogios a sus aguas del doctor Laguna o de Lucio Marineo Sículo, quien viviendo en Salamanca vio cómo se capturaban truchas de dieciocho libras, que vienen a ser también unos nueve kilos. A Marineo le debemos que a Luisa de Medrano la llamemos Lucía de Medrano. La profesora e investigadora, seria y rigurosa, Ana María Carabias ha cuestionado el currículum de la Medrano para darle un medallón de la Plaza Mayor. Y si la Carabias lo dice, lo dice muy en serio. Esta semana, en la Feria Municipal del Libro, convertida en un maratón de presentaciones de libros, presentaba una nueva edición de la “Historia de la Universidad de Salamanca” del maestro Pedro Chacón. Se trata de una reedición de la misma obra que salió a la luz en 1990 ampliada y mejorada. Una joyita. El maestro Chacón también recuerda que Alonso Séptimo ordenó hacer Escuelas en su Reino “porque sus naturales no tuviesen necesidad de salir fuera de él a aprender, y escogió para el asunto de ellas, la ciudad de Salamanca, por ser lugar sano, de buenas aguas...”. De nuevo las aguas del Tormes. Aquella “Historia” de Chacón se escribió por encargo en 1569, sin ser profesor de la Universidad, oficio que rechazó. En fin, un personaje y un documento espléndido, con algunos errores que Carabias subraya y enmienda. Se alude a la fundación de la Universidad de Salamanca sin entrar en muchas fechas, asunto que esta semana ha provocado alguna tormenta en la Universidad de Salamanca cuando aún estamos celebrando el VIII Centenario, como bien recuerda Enrique Cabero.
Un conocido profesor universitario, Ramón Grande del Brío, interpretando diversos hechos lleva la fundación universitaria a estos días, o sea, mayo, y a un año después al empleado de referencia. Muy interesante el dato y muy interesante esa universidad que debate de datos y opiniones, y sacar a la luz la verdad, lo que me recuerda que este lunes acoge el debate de candidatos locales. Conociendo cuánto le gustan a Grande los libros, estoy seguro de que habrá alguno sobre ello. Siempre está con un libro entre manos, o a la intemperie en comunión con la naturaleza, en archivos... y en las populares Caballerizas de Anaya, que tiene en sus ratos libres casi como cuartel general.
Todo esto venía a cuento de esa trucha de más de nueve kilos que un paisano ha sacado del Tormes, digna de ser disecada y exhibida en un club de pescadores o restaurante, salvándola de un ronqueo o del plato de un goloso truchero. ¿Cuánto jamón habría que introducir en su interior para freírla canónicamente? Lo menos, una paleta. Y no digamos harina. Y menudo escabeche protagonizaría. Habría para que una familia numerosa pasase la cuaresma entera sin problemas. Quizá la captura anime a los pescadores, que comenzaron la temporada en marzo quedándose en casa. Y quizá asuste a las truchas que crían en Alba los de Piszolla para su ahumado: si esa de nueve kilos entra en una de las piscinas, prepara una escabechina de las gordas.
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