Adversarios, no enemigos
Miércoles, 1 de diciembre 2021, 04:00
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Miércoles, 1 de diciembre 2021, 04:00
Ricardo Rivero Ortega será otros cuatro años rector magnífico de nuestra Universidad. No ha triunfado Mariano Esteban de Vega, pero quiero resaltar que han competido ... elegantemente, como dos “caballeros”. En términos académicos, es el “hombre que se comporta con distinción, nobleza y generosidad”, y de todo ello han hecho gala ambos candidatos. Me agrada destacarlo en estos tiempos en que cualquier elección o debate entraña broncas y malos modales. Porque hemos convertido al que debe ser un adversario, en un enemigo al que destruir. Sin embargo, en esta ciudad de los bandos, que hubo de pacificar Juan de Sahagún, no han contendido en el Viejo Estudio dos “bandos” enemistados, sino dos universitarios con currículos, equipos y programas distintos, que han hecho campaña limpiamente.
Los dos candidatos han sido ejemplares, sin gestos ni discursos agresivos, como sucede frecuentemente. Dos ejemplos bien recientes: Odón Elorza sosteniendo en las Cortes, con voz destemplada, que toda la oposición es de “franquistas y golpistas”; y la ex alcaldesa de Béjar al despedirse - como vomitando -, que el PP le provoca “asco visceral”. No sé cómo son las vísceras de doña Mª Elena, pero hay que tenerlas semejantes para no recibir al Rey de España, como se permitió ayer el poco honorable Pere Aragonés.
Recuerden ustedes las refriegas diarias en nuestros parlamentos nacional y autonómicos, con insultos y amenazas mutuas, tipificados en el Código Penal, aunque protegidos por la libertad de expresión.
La campaña ha demostrado que hay excepciones al clásico “o conmigo o contra mí”. Recuerdo las palabras de Obama en el funeral de su rival derrotado, McCain, al que antes ya había reconocido como “un guerrero, un estadista y un patriota”. “Era – dijo -, la antítesis del clima político actual, definido por bravuconadas e insultos”. Y el discurso de Bush sobre el mismo, al que derrotó en las primarias, desvelando que “al final pude disfrutar de uno de los grandes regalos de mi vida, la amistad con John McCain”.
En el tanatorio donde se veló el domingo a Enrique Rivero, vi complacido al noble adversario de su hijo Ricardo (Recuerdo la sorpresa del PSOE – con codazos y caras de asombro -, cuando penetré en su sede para dar el último adiós a quien había sido mi adversario, pero también mi amigo, José Luis González Marcos). En la misma línea, las palabras de Leo Messi recogiendo el lunes su séptimo “Balón de oro”, dirigidas al futbolista que quedó segundo, el polaco Lewandowski: “Es un honor pelear con él. Te mereces tu balón de oro (el que impidió la pandemia) ... es justo que lo tengas en tu casa, porque fuiste el mejor”. Mis respetos y elogio para el rector electo, y para su honrado oponente.
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