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Para los estoicos como Séneca, la eutanasia estaba dentro de las opciones de la vida. Para Tomás Moro, Francis Bacon, David Hume, los utilitaristas..., la ... eutanasia fue una opción libre del que vivía. Pero no todo tiene final feliz...
Serían los eugenistas quienes, buscando el perfeccionamiento de las cualidades de la raza humana mediante el estudio de la herencia, afianzarían sus teorías en la segunda mitad del siglo XIX. A partir de 1900, con la aparición de la genética moderna, las corrientes interesadas en “mejorar” la raza humana, se transformarán en un movimiento “institucionalizado”. Los eugenistas se dividirán entonces en dos corrientes: la eugenesia positiva y la eugenesia negativa que es la que subraya la necesidad de apartar a aquellos particularmente “inadaptados”. Entre 1910-40 el movimiento, asociado con un sentimiento de superioridad blanca anglosajona, fue especialmente intenso en Inglaterra, Estados Unidos y Alemania. Karl Binding y Alfred Hoche en 1920 utilizan el término eutanasia, para proponer la muerte de personas social y económicamente inadaptadas, como los enfermos mentales o minusválidos. El culmen de estas teorías llegaría a finales de 1939 cuando Hitler autorizó, por primera vez, la aplicación de la eutanasia a un niño ciego y deficiente mental. En 1939 la Alemania nazi aprobó una norma por la que se obligaba a informar a las autoridades del nacimiento de niños con defectos físicos y tres peritos decidían si el niño debía o no seguir viviendo. Poco después, Hitler dictó las normas legales que legitimaron la eutanasia en Alemania. Por primera vez en la historia, una autoridad política emanada de unas elecciones democráticas, aprobaba la supresión de “vidas humanas sin valor”. Tras la Segunda Guerra Mundial la eutanasia se volvió un tema tabú.
Pero hay otras posiciones. Hipócrates (460-370 a. C.) se opuso a la eutanasia. Para él eran fundamentales la santidad de la persona y el verdadero bienestar del paciente. Reconoció sin embargo que se podría violar fácilmente esta ética ya que los médicos no tienen sólo el poder para curar, sino también para matar. Por esta razón hizo que los médicos se comprometieran éticamente con el denominado Juramento Hipocrático: “Y no daré ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un tal uso y del mismo modo, tampoco a ninguna mujer daré pesario abortivo, sino que, a lo largo de mi vida, ejerceré mi arte pura y santamente.” El juramento permitió a la medicina proteger al paciente vulnerable ¡gracias a Dios!
Muchos podrán decir “eso que dice no se ha aprobado” cierto es pero, este ojo que observa les pregunta ¿no creen que haber aprobado la eutanasia conlleva la posibilidad de abrir la puerta a los monstruos? Las cosas no son como empiezan, sino como terminan.
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