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Durante el confinamiento, estúpida palabra donde las haya, escribí que el “vaciado” forzoso de las calles fue un momento muy bueno para rediseñar y repensar ... las ciudades, no digamos una tan sin orden ni concierto como Salamanca. Por supuesto, nadie atendió la sugerencia, sobre todo porque muchos ya han olvidado leer y lo que acompaña: el pensamiento y la reflexión. Y sigo en ello, impertérrito al invasor, un ejército de ciegos que nos gobierna aquí y acullá, que decide sobre nuestras vidas, o directamente las compra vía subvención.

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lagacetadesalamanca Abrir la ciudad o condenarla