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En el Carmen de Abajo, a donde llegó el agua en la riada de San Policarpo, en 1626, y donde vivió San Juan de la ... Cruz, como recuerda una escultura de Fernando Mayoral, de las mejores de Salamanca, que hay enfrente, han sacado sus frailes los santos a la calle para sus devotos. La proclamación del dogma de la inmaculada concepción de María despertó el fervor mariano en Salamanca y los vecinos hicieron altares en las puertas de su casa, dando lugar a la Capilla del Desagravio, en la Catedral, por cierta agresión a uno de esos altares. Mis mayores recuerdan aun cuando la capilla del Cristo de los Milagros o de Santa Ana se encontraba en la calle del Cristo de los Milagros y sus fieles se arrodillaban a cualquier hora en la calle a rezarle credos por ver si lo suyo tenía arreglo. La calle del Jesús –como cuenta Espronceda en “El estudiante de Salamanca”—recibe el nombre de un crucificado que se exponía en ella, si no, seguiría llamándose calle del Ataúd, por su forma: ancha en un extremo, estrecha en el otro. En este caso, se exponen la Virgen del Carmen, que pronto tendrá su celebración, aunque sin la procesión “marinera” en Alba para sacar de las aguas del Tormes su imagen; y la talla de San Judas Tadeo, que atrae el último miércoles de mes a muchos peticionarios de asuntos difíciles, para lo cual es imprescindible tocar su manto como en Murcia las huertanas le zurran con la esparteña o alpargata a San Cucufato para que espabilase con las cosas del huertano de sus amores. Quizá si Paloma Cuevas ... pero quién puede saberlo.

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lagacetadesalamanca A San Judas Tadeo