A dedo

Es cierto que en lo de estar “muy verdes” pudiera tener razón. Realmente hay nombres de ministros y ministras que nos suenan menos que algunos de los futbolistas de la lista que a principios del mes de junio hizo pública el seleccionador Luis Enrique que ya es decir. Pero ¿qué nos quiere decir Pablo Casado criticando que los nuevos ministros han sido elegidos a dedo?

Teniendo en cuenta que hasta la fecha todos los ministros y todas las remodelaciones de Gobierno que se han ido sucediendo a lo largo de toda nuestra democracia, independientemente del partido que haya ocupado el poder, han sido siempre elegidos a dedo (esta prerrogativa es orden constitucional), me pregunto qué nuevos métodos para elegir los próximos ministros vendrá a inaugurar este instruido y lúcido Casado de carreras y másteres fulgurantes, cuando, como auguran actualmente las encuestas, pueda dejar de perder elecciones y convertirse en el próximo presidente del Gobierno.

¿Convocará por primera vez oposiciones a ministro en la que todos los ciudadanos españoles mayores de dieciocho años que lo deseen puedan presentarse tras preparar concienzudamente un determinado temario? ¿Instaurará un sorteo como el de Navidad con el que introduzca el número de carnet de todos los ciudadanos en el bombo para que los Niños de San Ildefonso canten los futuros gabinetes ministeriales? ¿Se retirará a algún monte sagrado para hacer unos ejercicios espirituales durante unos días en el transcurso de los cuales los dioses le soplarán el nombre y apellidos de todos y cada uno de los fulanos que conformen las distintas carteras ministeriales?

En fin, todo son preguntas y dudas, sobre el modo de elegir y remodelar los distintos ministros de los que se rodeará Pablo Casado en un futuro ahora que sabemos que él no contempla la elección a dedo que tan torticera y sibilinamente nos ha traído hasta aquí.