Secciones
Destacamos
El “clásico” del fútbol nacional terminó a cero, dejando insatisfechos a unos y otros. Así es la vida y da la razón a quien proclama ... que los días de mucho son vísperas de nada. A cero hemos puesto el contador electoral varias veces en los últimos meses, y a cero está, también, con enorme insatisfacción general. Personalmente no descarto que nos llamen otra vez a las urnas si no se activa el contador de las negociaciones, que están a cero tras la recomendación del Tribunal Europeo. Todos miran a Junqueras y Junqueras no se sabe muy bien a dónde lo hace cuando estamos a punto de que el nuevo año ponga contadores a cero, incluso a la década. Será un año con dos ceros, que podría insinuar que va a ir sobre ruedas, pero nadie lo sabe, como tampoco si este domingo, sí, el Gordo de Navidad, el Gordo de los gordos, caerá por fin en Salamanca. Si se fija, el nuevo año, 2020, lo forman los mismos números que el 2002 y aquel fue un año inolvidable con su Capitalidad Cultural Europea, así que miro al nuevo año con simpatía. Será el centenario de este periódico, que hace algunas décadas –bastantes— publicó una serie de láminas con rincones y escenas salmantinas de pinturas de Abraido del Rey. Hay una, navideña, que retrata el barullo propio de estas fiestas en el Mercado Central. El pintor toma la imagen desde los Portales de San Antonio, cerca del Arco del Toro, que ha perdido parte de su cuerna por culpa de Elsa, su airón y su lluvia, y nos muestra a una turronera con su atuendo albercano, partiendo con un hacha un bloque de turrón, y a su lado a un vendedor de zambombas, hechas de lata y piel de cerdo, con sus adornos de papelillo de seda de colores. Al fondo se intuye el barullo de puestos y compradores, y los tebeos colgados con pinzas en uno de aquellos quioscos adosados a los muros del Mercado. Faltan los pavos en su corralito. En fin, es una imagen de 1955 y una metáfora de este tiempo de turrones, música, compras, frío y algo de nostalgia. Porque en Navidad se suele mirar por el espejo retrovisor y recordar a los que se fueron. Se nos recordará que este año perdimos a José Pinto, José Jaime Pérez Moneo, Pepe Palacios (padre), a “Saquito”, como se conocía a José Luis Mateos García, a Augusto Pimenta, y algunos más. Llámelo coincidencia, pero el 2020 trae los dos doses de la fecha, 22 de diciembre, e igual eso quiere decir algo. En fin, nos vendría tan bien que cayese el Gordo de hoy en Salamanca, en lugar de la veleta de San Juan, que se mueve tanto que el pobre San Jorge no atina con el dragón con tanta agitación.
Tina Martín y Pepita Mena, concejalas, activistas vecinales aquí y donde quieran que estén en estos momentos, serán recordadas para siempre en Salamanca, donde dos edificios vecinales llevarán su nombre. El alcalde, Carlos García Carbayo, puso el contador del olvido a cero y ha hecho bien. Una ciudad que no recuerda a los suyos, no debería llamarse así. Es una manera de reconocer servicios prestados a la comunidad y de no olvidar ni nuestra historia ni el ejemplo de sus vecinos más ilustres. A Tina, Agustina, la recordará también durante mucho tiempo el olivo plantado en su memoria en Sánchez Allú, y a Pepita, Josefa, cada calle de su barrio, San José lleva su recuerdo, como vino a decir Chema Collados en un reciente homenaje en el barrio. Por último, te reconcilia con la clase política, ver en estos actos pluralidad.
No le queda a este Bestiario sino desearle que estos días sean felices y los vivan con intensidad junto a los suyos. Días para poner el contador de las desavenencias y disgustos a cero, y trucar el contador de la báscula para que marque un poco menos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Sigues a Santiago Juanes. Gestiona tus autores en Mis intereses.
Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.
Reporta un error en esta noticia
Necesitas ser suscriptor para poder votar.