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Local y global

Se vende o se alquila

Milei es la prueba concluyente de que otro discurso es posible más allá de la política convencional, de la casta

Sábado, 8 de febrero 2025, 07:45

A Fernando, la nueva España

Unos amigos me invitaron a ver un documental en Prime Video, «Javier Milei, la revolución liberal», sobre el fenómeno de este economista argentino hasta su llegada a la presidencia de su país. «Tienes que verlo sí o sí», me insistían. Se me saltaron las lágrimas de la emoción, pues Milei es la prueba concluyente de que otro discurso es posible más allá de la política convencional, de la casta, de la que nos ha machacado, de la que nos ha tomado por gilipollas. Sólo les ruego que lo vean (sí o sí) y que reflexionen. Les prometo que les regalará emoción y no les dejará indiferentes. Incluso podría redimir a algún socialista de su propia hoguera «sanchista». A Yolanda Díaz y su banda de comunistas pijos, no, ellos son ya puras cenizas neuronales… Brindo con un tequilita «Patrón» por Javier Milei y lo que representa: un hueco de esperanza de un político que no es ni quiere ser político y que ha sido capaz de llevar a la calle las banderas de la libertad y de la economía, que le habla a la gente de Ayn Rand, de Menger, de Mises, de Hayek, de Rothbard, de Friedman… Nuestros políticos, el statu quo de la casta, los que no se manchan con los problemas de la gente, no sabrían pronunciar ni uno solo de esos economistas. Los torreznos de Soria o Almudena Grandes son algunos de sus techos intelectuales…

Los problemas de la gente. En los primeros fotogramas de «Milei» aparece un local de Buenos Aires con un cartel de «Se vende o se alquila», el mismo cartel que podemos ver en muchas calles de Salamanca. Esa frase no es economía de mercado, que sería lo deseable; ese cartel habla de desesperación, de dar un uso urgente y cualquiera -ni siquiera mucha rentabilidad-, a un bien. Se vende o se alquila, lo que sea con tal de quitarnos un muerto de encima. El patrimonio hoy es un lastre, los políticos lo han convertido en un lastre con su insoportable presión fiscal y con su desquiciada destrucción del tejido económico y social de las ciudades… Sólo saben ensanchar aceras (fuera coches, fuera vida), poner bancos con vistas a un paredón y patrocinar la panceta.

Y la juventud. Milei dirige su discurso a gente como nosotros, el zapatero, el tendero, las clases medias en general, y sobre todo a la juventud que quiere progresar, que quiere tener su empresa, su casa, y que no quiere irse de su país, de su ciudad. Se busca pues un Milei. O Milella. Nota: Fakejóo y Abascal no sirven. Y por eso le dedico este artículo a un bebé recién nacido el jueves en Salamanca. La nueva España. Sí o sí.

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