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Domingo, 17 de mayo 2020, 20:32
La gestión de la pandemia de COVID está poniendo a prueba la capacidad política de todos y cada uno de los representantes. Si la paciencia en España ha explotado para un sector de la sociedad que se manifiesta con banderas en el horario permitido para los paseos... en Bélgica la reacción no se ha hecho de esperar, pero de diferente manera. De una más directa, tal vez. La primera ministra belga, Shopie Wilmès, muy cuestionada en su país, fue recibida de con una protesta simbólica y llamativa cuando acudía a un hospital para interesarse por su labor: así, el personal sanitario que formaba una hilera hasta la puerta de acceso fue dándose la espalda según avanzaba como muestra de descontento a su gestión de la crisis del COVID.
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