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Domingo, 12 de mayo 2019, 18:57
JAVIER MARCOS
Hasler Iglesias, ingeniero químico por la Universidad Central de Venezuela y uno de los nombres clave en e futuro de ese país, contesta a las pregunta de LA GACETA desde su despacho en Caracas, donde nació en 1991. Guarda buenos recuerdos de la Universidad de Salamanca, donde en 2013 hizo un curso sobre estrategias de comunicación y negociación dentro del programa “Lidera”. Ahora dirige las Juventudes de Voluntad Popular, el partido político que fundó y del que es presidente Leopoldo López.
Hasler Iglesias siempre ha sido un defensor de los derechos estudiantiles. ¿De dónde nace esa pasión y esa lucha?
Formo parte de una generación que sufrió las consecuencias de la antipolítica, del creer que la política era un oficio sucio y que sólo los corruptos se involucraban en ella. Esas actitudes llevaron a Hugo Chávez al poder, y le permitieron valerse de las herramientas democráticas para desmontar el Estado democrático. Al mismo tiempo, recibí una formación cristiana que no me permitía quedarme callado ante el avance de la injusticia, de la mentira y del odio. Cuando ingresé a la universidad, dos años después del surgimiento del Movimiento Estudiantil, no hubo manera de mostrarme indiferente.
En agosto de 2016 recibió en casa amenazas contra tu vida, hasta el punto de decirte que o terminabas con las concentraciones de estudiantes o tomarían medidas drásticas en su contra. ¿Cómo vivió esos momentos?
Fue un mensaje muy claro de la dictadura: “Sabemos dónde vives, y si queremos podemos agredirte, incluso ahí”. Eso buscan los totalitarismos: dejarte desnudo, indefenso, aún en el lugar donde te sientes más seguro. Fue un mensaje que afectó directamente a mi familia. Sin embargo, ni por un segundo pasó por mi mente la opción de bajar los brazos. No he vuelto a recibir amenazas en mi casa, pero el acoso y las amenazas por redes sociales, e incluso por los canales de televisión del Estado, son permanentes.
¿Cómo pueden desarrollar en este tiempo la actividad en las Juventudes de Voluntad Popular con todo el mecanismo y la fuerza de Nicolás Maduro en contra?
El nuestro es un partido ilegalizado, al que no se le permite participar en elecciones, que tiene la mayor cantidad de exiliados y presos políticos. A los jóvenes del partido los han apresado hasta por usar la franela (camiseta) del partido. Sin embargo, Voluntad Popular y sus Juventudes se mantienen de pie porque en todo el país hay miles de jóvenes que siguen apostándolo todo por el proyecto que nosotros llamamos La Mejor Venezuela.
Existía una especie de acuerdo entre el chavismo y la oposición para avanzar hacia un cambio de régimen y unas elecciones democráticas, previo a las manifestaciones iniciadas el 30 de abril. ¿Qué pasó para que este plan fracasara?
Muchos de los actores que forman parte del Gobierno, que se habían comprometido con dar el paso, a la hora de la verdad se echaron para atrás. Sin embargo, ya es un logro enorme, considerando nuestra realidad, que militares, ministros, magistrados y funcionarios se hayan atrevido a dar pasos hacia una transición democrática. Ese proceso no tiene marcha atrás.
Hemos visto que ese levantamiento tuvo menos éxito del esperado, y que el inicio de esa “fase final”, en palabras del Presidente Encargado Juan Guaidó, parece retrasarse. ¿En qué situación se encuentra este proceso?
Sigue manteniéndose en comunicación con personas que hoy forman parte del Gobierno, pero que están dispuestos a retirarle su apoyo a Maduro y promover una transición a la democracia. Eso es una bola de nieve muy difícil de detener.
¿Están las Fuerzas Armadas de Venezuela divididas, o decantadas en su mayoría hacia algún extremo?
La Fuerza Armada venezolana está bajo un asedio feroz de la dictadura y de agentes de inteligencia del régimen cubano. Sus altos mandos han sido involucrados en profundos esquemas de corrupción y narcotráfico, y todo el personal militar sufre de unas condiciones infrahumanas. Yo no hablaría de una Fuerza Armada dividida, sino de una Fuerza Armada secuestrada que debe liberarse para liberar también a Venezuela. Ya hay más de mil soldados que venezolanos han manifestado su desafección al régimen, conscientes de que el 80% de los venezolanos quiere que Maduro salga del poder.
EE.UU ha anunciado ya su disposición a intervenir en el conflicto de una manera directa. ¿Es la salida para acabar con el régimen chavista en Venezuela?
La salida es multifactorial. Un factor es la presión ciudadana en la calle, de la Asamblea Nacional y la acción de Juan Guaidó como Presidente Encargado de la República, así como las acciones de los magistrados del Tribunal Supremo en el exilio, de la Fiscal General exiliada en Colombia... Y otro factor, sin duda, es el factor internacional. La Comunidad Internacional está haciendo todos los esfuerzos para agotar las vías diplomáticas, políticas, comerciales... para ayudar a esa salida. Pero, ante un régimen que insiste en seguir persiguiendo, asesinando, torturando, destruyendo la institucionalidad, impidiendo que la gente pueda crecer y progresar, o satisfacer sus necesidades más básicas, los países también tienen la responsabilidad de proteger a la población de Venezuela que sufre todo esto. Ojalá sea por medios pacíficos, sin derramar una gota más de sangre, pero a veces la violencia solo se frena ante una amenaza o una acción recíproca.
Rusia o Cuba parecen estar moviéndose para garantizar su respaldo a Maduro. ¿Puede ser este el inicio de un conflicto internacional?
Chávez y Maduro han establecido alianzas con las dictaduras del mundo desde hace mucho tiempo. Sus aliados más cercanos, política y comercialmente, son los regímenes autoritarios de Cuba, Rusia y China. Por otro lado, el grupo de países que reconocen a Juan Guaidó como Presidente Encargado de Venezuela son la coalición internacional más grande de las últimas décadas. Sin embargo, los venezolanos, y el mundo entero, ya hemos sufrido suficiente violencia.
¿De qué depende?
Si el proceso de resquebrajamiento del régimen de Maduro mantiene su paso, y se acelera, podremos ser testigos de una transición pacífica, llevada a cabo por los venezolanos. Ahora, el régimen se niega a ello, empujando la partida hacia el terreno de la violencia. Y cuesta decirlo, pero en la historia también la libertad se ha conquistado muchas veces con el uso de la fuerza, y parece más bien un recurso válido cuando millones de personas son sumidas a la peor de las miserias. Pero aún es prematuro afirmar que determinada acción militar podría generar un conflicto armado de magnitud internacional. Repito: Ojalá no haga falta llegar a ese punto.
¿Hay riesgo real para Leopoldo López tras haberse refugiado en la embajada de España?
Su presencia en la Embajada de España es en aras de garantizar su seguridad y la de su familia, frente a un régimen que lo ha tenido injustamente preso por más de 5 años y que fue capaz de vulnerar el hogar de Leopoldo López, su esposa Lilian Tintori y sus tres hijos menores de edad.
Tras la orden de detención del Supremo, ¿se planteará Leopoldo López, pedir el asilo político?
El régimen buscará detener a toda costa a Leopoldo. Por el derecho internacional, mientras él se encuentre en la Embajada Española, ellos no tienen la capacidad de detenerlo. No se trata de una bomba de humo, sino la demostración de lo determinado que está el régimen de apresar a todo el que se atreva a retar su legitimidad y estabilidad. Hoy, el Tribunal Supremo y la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente ordenaron la detención de siete diputados por “traición a la patria”. La dictadura no va a escatimar en gastos cuando de arrasar con las amenazas a su permanencia en el poder se trate. Sin embargo, Leopoldo no tiene planteado solicitar asilo político. Mucho menos de salir del país. Como todos nosotros, él también está asumiendo esta lucha a todo riesgo.
El embajador y el ministro de Exteriores del Gobierno de España han dado su respaldo a Leopoldo López para permanecer en la Embajada, pero sin embargo le limitan su actividad política. En la situación actual, tratando de dar la ultima estocada a Maduro, ¿cree que es justificable esta actitud del Gobierno?
Es normal que un gobierno limite, en alguna medida, la actividad política de aquellos a quienes recibe como huéspedes. Lo hemos vivido con el caso del diputado Freddy Guevara, quien lleva año y medio en la Embajada de Chile.
¿Hasta qué punto ha servido de algo la intervención del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero?
Ha sido vergonzosa. A todas luces ha sido un aliado del régimen que se valió del reconocimiento internacional que tuvo en algún momento para servir como mediador. Después de tres intentos fracasados de diálogo, es evidente que Zapatero operaba a favor de Maduro y que lo único que trajo a Venezuela fue prolongar la estancia en el poder de la dictadura, con todo el sufrimiento que ello significa para nuestra gente.
¿Qué realidad se vive en las calles de Venezuela?
Venezuela vive una Emergencia Humanitaria Compleja, denominada así por Naciones Unidas. Esto significa que la mayoría de la población no tiene acceso básico a alimentos, agua, medicinas, electricidad ni servicios médicos. El 80% de la población vive en pobreza extrema (con un ingreso menor a un dólar diario). Más de un millón de niños están en riesgo de muerte por desnutrición. La inflación proyectada para 2019 es de 10.000.000%. Las escuelas, colegios y universidades están en condiciones inimaginables, igual que los hospitales donde los médicos trabajan en condiciones prácticamente de postguerra. Los pacientes mueren por enfermedades tratables por la medicina moderna, pero sin manera de acceder a los medicamentos para salvar sus vidas. Y esto no ocurre en un país históricamente pobre. Venezuela es el país con las mayores reservas de petróleo del mundo, es el país que cuando el continente sufría dictaduras militares, contaba con una democracia sólida y estable que duró cuatro décadas. Era el país al que llegaban migrantes huyendo de la guerra en Europa, y de la miseria y la persecución en América Latina. Y, tras 20 años de régimen chavista, este país que lo tenía todo para seguir creciendo, está en condiciones de miseria.
¿Qué nos cabe esperar sobre Venezuela? ¿Hay esperanza? ¿Veremos pronto caer a Maduro?
Estoy convencido que así será. Es sólo cuestión de tiempo. Con todo un país movilizado, con más de 50 gobiernos internacionales colaborando, y con funcionarios del régimen coordinando mecanismos para acabar con la dictadura, los días de Maduro están contados. Si seguimos, si mantenemos la lucha, si no descansamos hasta conseguirlo, por supuesto que hay esperanza.
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