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ÁNGEL BENITO
Jueves, 15 de agosto 2013, 06:45
D ESDE niño siempre sentí la Semana Santa por sensaciones, emociones, religiosidad y respeto. De todos, el último me parece imprescindible e inviolable para alguien que esculpe, trabaja y talla sentimientos. El escultor Francisco Roán saltó a la fama por su polémico baile del "yeli yeli". Saltaba y reía sobre la toca de la Virgen en YouTube como si, en vez de en una capilla, estuviera en una boda gitana, avergonzando a quienes, depositando la confianza en él, habían decidido ponerle como prioste „mayordomo de cofradía„ en Sevilla. El prioste del Juncal se subió aún más al pedestal aprovechando la confianza de las hermandades para robarles objetos de culto y cuadros. Aquí en Salamanca fue llevado a juicio por su "recreación", según el juez, de La Esperanza. Ver con perspectiva que este personaje tocó la cara de la "Reina de San Esteban" eriza „de miedo„ el vello. Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA
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