Siguiendo la pista de Bernardo del Carpio en Salamanca

Escondido entre sus monumentos, Salamanca guarda la presencia de uno de los más legendarios héroes de la Alta Edad Media peninsular: Bernardo del Carpio. Nacido en el palentino Castillo de Saldaña en el último tercio del siglo VIII, este caballero fue un hijo bastardo del conde Sancho Díaz, mayordomo del rey Alfonso II, y de la hermana de éste, la infanta doña Ximena. Su nacimiento ocasionó la reclusión perpetua de su padre, debido a que el rey le acusó de haber deshonrado a su familia. Bernardo basó su vida en limpiar el nombre de su progenitor, participando en numerosas campañas militares al servicio del monarca, y protagonizando diversas hazañas, siendo la más importante la derrota de las tropas de Carlomagno en la batalla de Roncesvalles, en la que se atribuye a Bernardo del Carpio la ejecución del también legendario Roldán, comandante de los francos, del que heredó su espada.El primer homenaje a Bernardo del Carpio en la ciudad de Salamanca se encuentra en la Plaza Mayor, en el conocido como pabellón de San Martín. Se trata del primer medallón de toda una serie dedicada a los conquistadores. Su efigie fue esculpida entre 1730 y 1732 por el escultor Alejandro Carnicero, que trabajó en el ágora salmantina realizando otros muchos escudos de los diferentes pabellones de la Plaza.Por su parte, la Iglesia de San Martín, edificada en la plaza del Corrillo en el año de 1103, alberga en una de sus naves un sepulcro con una estatua de un soldado yacente que se atribuye a un descendiente de Bernardo del Carpio, de nombre Pedro Bernardo, que falleció en 1135. Lea el reportaje completo en la edición impresa de este lunes 18 de julio