El pozo de la nieve de Alba de Tormes

En estos días que la nieve cubre parte de nuestra provincia, nos vienen a la memoria los lugares que durante siglos sirvieron para guardar el blanco elemento, los llamados pozos de la nieve. La nieve ha sido durante siglos un producto de primera necesidad, aunque los orígenes de su acumulación para el consumo tenemos que situarlos en el área mesopotámica fueron los árabes quienes potenciaron su almacenamiento para ser utilizada para el enfriamiento de alimentos, la elaboración de refrescos y helados y sobre todo como medio terapéutico para combatir procesos febriles, como antinflamatorio, analgésico o para detener las hemorragias. Estos neveros artificiales tuvieron un gran desarrollo en los siglos XVI al XIX debido al cambio climático producido en el periodo conocido como la Pequeña Edad de Hielo, una ola de frio caracterizada por el descenso de las temperaturas y un aumento de las nevadas, lo que favorecía el acopio y almacenaje de la nieve. 'El pozo de hielo o nieve' de Alba de Tormes es una de las construcciones más interesantes de la arquitectura civil y del patrimonio arqueológico de la villa. Tan singular edificio se localiza al norte de la población en una zona de umbría y ventilada; la construcción, levantada a espaldas de la desaparecida iglesia de San Esteban, data de las primeras décadas del siglo XVIII y según la documentación existente pertenecía a la Cofradía de las Ánimas de la parroquia de San Juan quien se encargaba de guardar la nieve recogida durante el invierno y conservarla, como recogen las ordenanzas de la hermandad del año 1787 (según recoge Rosa M.ª Lorenzo López en el artículo 'La cultura de la nieve en Salamanca: arquitectura, conservación, abastecimiento y consumo' publicado por la Revista de Estudios de la Diputación de Salamanca).Se trata de una edificación de planta circular construida a base de robustos muros verticales de lajas de pizarra y argamasa reforzados por contrafuertes que sirven de sustentación del conjunto. El pozo se cubre con bóveda semiesférica, igualmente construida en piedra y protegida al exterior por yeso, forma que favorecía la circulación del aire y el mantenimiento en el interior de una temperatura baja y constante. Hacia el oeste tiene su única puerta de acceso por donde entraban los operarios para la introducción de la nieve y la posterior extracción del hielo. Orientada al norte y a media altura se abre una ventana que servía para empozar la nieve recogida en la explanada que rodea la nevera. Bajo ella un caño o desagüe vertía al exterior el agua procedente del deshielo de la carga a través de un tubo empotrado en la pared con el fin de mantenerlo seco. La técnica de 'empozado' consistía en recoger la nieve caída que se apisonaba y compactaba dentro del pozo para una mejor conservación formando sucesivas capas de hielo que se cubrían con paja, que ejercía de aislante y facilitaba su conservación. El hielo así conservado se comercializaba a lo largo del año para abastecer a los vecinos de la villa y de los pueblos circundantes, que la utilizaban para usos culinarios y medicinales.La aparición de las primeras fábricas de hielo industrial a finales del siglo XIX que suprimía todo este largo y costoso proceso fue acabando paulatinamente con esta importante actividad comercial del hielo natural, quedando el pozo obsoleto y abandonado en las primeras décadas del siglo XX. Esta construcción que ha aguantado los envites del tiempo y la climatología gracias a su robusta estructura es hoy día uno de los ejemplares más significativos y mejor conservados de la arqueología industrial de la provincia.Para leer más publicaciones sobre Alba de Tormes pulse aquí. Puedes subir a ´Viva mi Pueblo´ la información y las fotografías de este u otros municipios salmantinos o mandandarlas a vivamipueblo@lagacetadesalamanca.es